Una dieta especial

—Mamá, ¿por qué los cristianos tienen ideas tan diferentes sobre lo que es bueno y lo que es malo? —preguntó Avelina un día—. Tú y papá no nos dejan ver algunas películas que los padres de Estela creen que son buenas. Y Noemí dice que su familia evita hacer algunas cosas el domingo que nosotros hacemos casi todas las semanas. ¿Por qué los cristianos no se ponen de acuerdo en lo que es bueno y lo que es malo?

—No hay una respuesta sencilla para eso, pero… —su madre vaciló—. Hoy vienen a cenar los tíos Pablo y Susana, ¿verdad? Y sabemos que todos comemos muy diferente. La tía Susana tiene diabetes y evita los almidones. El tío Pablo está en una dieta para bajar su colesterol.

—Y papi quiere perder peso —dijo Avelina con una risita—. Supongo que comerá una gran ensalada y no se servirá mucho de lo demás.

Cristián, el hermano de Avelina, habló:

—Sí, pero ¿qué tiene que la pregunta con eso?

—Bueno, la gente tiene diferentes condiciones físicas, así que poseen diferentes necesidades en su dieta —explicó mamá—. Y ya que los cristianos tienen diferentes trasfondos y niveles de madurez, tienen también diferentes necesidades espirituales.

—¿Te refieres que lo que es bueno para una persona puede no ser bueno para otra? —preguntó Cristián.

—Posiblemente —opinó la madre—. Dios a lo mejor redarguye a un creyente sobre cierta actividad que hace que él o quienes lo rodean tropiecen en su caminar cristiano. O alguien podría tener una conciencia sensible por alguna cosa con lo que tuvo una mala experiencia o por la forma en que fue criada. Entonces sería mal que ella tome parte en esa actividad, a pesar de que no le haría daño a otra persona.

—Entonces, ¿cada persona puede decidir lo que puede y no puede hacer? —preguntó Avelina.

—Bueno, muchas cosas están claramente expresadas en la Biblia y no hay opción de pelear por ellas. Pero con las cosas que no se mencionan específica, tenemos que depender del Espíritu Santo para que nos muestre cuál es la mejor opción para nosotros. También debemos ser comprensivos con los cristianos que tienen convicciones diferentes que nosotros. Son nuestros hermanos en Cristo, que son amados y aceptados por Dios, al igual que nosotros, a pesar de que ninguno de nosotros es perfecto.

—Está bien —Avelina sonrió—. Algo que sé que la Biblia expresa claramente es que los hijos debemos obedecer a los padres, así que, por ahora, solo te voy a preguntar qué puedo hacer.

SHERRY L. KUYT

DESARROLLA TUS CONVICCIONES

VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 14:5

CADA CUAL ESTÉ PLENAMENTE CONVENCIDO SEGÚN SU PROPIO SENTIR.

¿Confías en que Dios te ayudará a decidor qué cosas debes o debes hacer? Muchos asuntos no están definidos específicamente en la Biblia, así que no critiques la forma en que otras personas los manejan. Por otro lado, no hagas nada que te cause dudas, aun si otros cristianos lo hacen. Tienes que estar dispuesto a aceptar la dirección de tus padres mientras formas tus propias convicciones.

Clave de Hoy
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