La carrera de la vida (Parte 2)

Jadeando, Amadeo cruzó la línea de la meta en la carrera de su escuela.

—¡Bien hecho! —exclamó su abuelo, que había ido a verlo correr—. Segundo lugar, ¡qué excelente!

Amadeo sonrió.

—Quería ganar el primer lugar —dijo sin aliento—, pero sabía que Jorge probablemente me ganaría. El segundo lugar también es bueno.

Varias semanas después, cuando Amadeo llegó a casa de la escuela, su madre le informó que su abuelo había sido llevado al hospital.

—Lo iremos a visitar después de la cena —indicó mamá—, pero tienes que saber que él está muy muy enfermo.

Su madre tenía razón. El abuelo estaba muy débil y, con el paso de los días, no parecía mejorar. Amadeo sabía que sus padres estaban preocupados por eso.

Amadeo estaba muy serio cuando entró en la habitación de su abuelo en el hospital una tarde.

—Hola, hijo —le saludó el anciano con una voz débil—. ¡Me alegra mucho verte!

—A mí también me alegra verte —Amadeo sonrió a su abuelo con una sonrisa triste—. ¡Te extraño, abuelito! Quisiera que vengas a la casa.

—También te echo de menos —expresó el anciano, tomando la mano de su nieto—. Creo que sí voy a ir pronto a casa, hijo —agregó el abuelo en voz baja—. Pero voy a casa para estar con Jesús. ¡Tengo tantas ganas de verlo!

Amadeo se asustó.

—¡Abuelo! No estás diciendo que te vas a morir, ¿verdad?

—Eso suena feo, ¿cierto? Pero recuerda que estaré con Jesús.

—Pero… pero… —Amadeo vaciló.

Su abuelo sonrió.

—Hijo, ¿cómo te sentiste cuando estabas a punto de cruzar la línea de la meta en tu carrera, hace un par de meses? No habías llegado todavía, pero casi.

Amadeo no pudo evitar sonreír al recordar la carrera.

—Me sentía muy mal. Me dolían las piernas y el pecho. Tenía calor, estaba sudando y quería tomar agua —entonces, al pensar en eso, añadió—. Pero, de cierta manera, me sentía muy bien. Sabía que estaba por terminar la carrera y que había hecho mi mejor esfuerzo.

—Así es exactamente como me siento —respondió el abuelo con delicadeza—. Jesús me salvó y me ayudó a correr una buena carrera de la vida para Él. Ahora mi cuerpo está cansado y adolorido, pero estoy feliz porque veo la línea de la meta frente a mí. Estoy emocionado porque al fin veré al Señor y todas las maravillosas cosas que Él ha preparado para mí. No te sientas mal, hijo. ¡Ya falta poco para que reciba mi premio!

—Está bien —susurró Amadeo con los ojos llenos de lágrimas—. ¡Sé que será un excelente premio!

SHERRY L. KUYT

PARA LOS CRISTIANOS, LA MUERTE SIGNIFICA VER A JESÚS

VERSÍCULO CLAVE: FILIPENSES 1:21

PARA MÍ, EL VIVIR ES CRISTO Y EL MORIR ES GANANCIA.

¿Alguna vez has pensado en que envejecerás y morirás? O quizá te preocupa morir joven. Si conoces a Jesús como tu Salvador, no debes tener miedo. Para un cristiano, la muerte significa cruzar la línea de la meta y ver cómo Jesús te espera con Sus brazos abiertos. Así que confía en que el Señor te ayudará a correr una buena carrera para Él y espera con gozo el día en que lo verás cara a cara.

Clave de Hoy
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