Detrás del escudo
—No quiero entrar ahí —lloriqueó Natalia afuera de la puerta a una de las áreas del acuario—. Está lleno de tiburones.
—Oh, por favor, Nat —dijo Hugo—. Los tiburones están detrás del cristal.
—Estarás totalmente a salvo —le aseguró su padre—. Hugo tiene razón. Esas paredes te protegen de los tiburones. No hay forma de que puedan salir.
A pesar de las palabras de papá, Natalia se aferró a la mano de su madre cuando entraron. A cada lado del pasillo se levantaban paredes de cristal desde el piso hasta el techo, y más allá del cristal había una magnífica réplica de la vida bajo el amor. La niña sintió que se había hundido al fondo del océano. cientos de pececillos brillantes nadaban de un lado al otro, sin notar su presencia.
—¡Miren! —exclamó—. ¡Allá hay una tortuga marina gigante! —Natalia dio un paso hacia adelante y, acercando la cara al cristal, observó cómo la tortuga se iba nadando. Entonces surgió de entre las sombras una forma oscura, a un lado del tanque. Se iba haciendo cada vez más grande mientras nadaba hacia ella—. ¡Un tiburón! —chilló Natalia. Ella salió corriendo hacia atrás, mientras la criatura nadaba a toda velocidad frente a sus ojos. La niña supo en ese instante que en realidad no había nada que temer, pero se alegró cuando el tiburón se alejó de esa área.
Esa noche hubo una animada conversación durante la cena.
—Todavía no me gustan los tiburones —admitió Natalia—. ¡Probablemente les gustan clavarnos los dientes!
Hugo negó con la cabeza.
—Los ataques de tiburones son raros porque los humanos no tienen buen sabor para ellos. Los ataques solo ocurren cuando los tiburones nos mezclan con su comida normal.
—Bueno, de todos modos, me siento mejor con ese grueso cristal que nos protege —declaró Natalia.
—¿Saben? Dios es como ese grueso cristal —expresó papá—. La Biblia dice que Él es nuestro escudo. Cuando afrontamos ataques de Satanás o de otros que quieren hacernos daño, Dios es nuestra protección.
Mamá asintió.
—Debido a que Jesús nos salvó, siempre estamos a salvo en Sus manos, aun cuando suceden cosas malas. Él siempre está con nosotros y nos ayuda a permanecer firmes frente a las mentiras de Satanás. ¿No te sentiste más segura con los tiburones en el acuario porque sabías que había un grueso escudo de cristal?
—Sí —contestó Natalia—. Eso significa que puedo estar más confiada en otras situaciones que me dan miedo, ¡porque sé que Dios está conmigo como mi escudo!
ELLEN C. ORR
DIOS ES NUESTRO ESCUDO
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 28:7 (NTV)
EL SEÑOR ES MI FORTALEZA Y MI ESCUDO; CONFÍO EN ÉL CON TODO MI CORAZÓN. ME DA SU AYUDA Y MI CORAZÓN SE LLENA DE ALEGRÍA.
¿Sabías que Dios es un escudo para Sus hijos? A pesar de que en la vida nos pasan cosas que nos dan miedo, Jesús promete que estará con nosotros y nos dará Su paz, aun en las peores situaciones. Cuando Satanás te diga mentiras o cuando otras personas traten de hacerte daño, corre hacia Dios para buscar Su protección. Él te ama y cuida de ti, por lo que pone a cristianos amorosos en tu vida, que pueden ayudarte y recordarte de la verdad del Señor cuando estés bajo ataque.