Una buena receta

“Creo que cometimos un gran error al venir aquí”, le dijo Catalina a su padre.  “Todo es tan diferente.  ¿Estás seguro de que no debimos habernos quedado donde estábamos?”

Papá sonrió.  “Estoy seguro”, afirmó.  “Después de orar mucho por esto, mamá y yo sentimos que era tiempo de movernos a un nuevo ministerio.  Le pedimos a Dios que nos muestre dónde debíamos servirle, y Él nos mostró la necesidad de esta ciudad”. 

“Bueno, no estoy segura de que vaya a acostumbrarme”, comentó Catalina.  “Sé que dices que Dios nunca comete errores, pero todavía me parece que sería mejor vivir en una ciudad más grande.  Habría más personas para que ustedes evangelicen y más actividades que yo pudiera hacer”.

“¡Llegó el correo!”  La mamá de Catalina entró a la habitación y entregó varios sobres a su esposo.  Ella sonrió a su hija.  “¿Qué te parece si tú y yo horneamos algo en la tarde?”, sugirió.  “¿De qué tienes ganas?”

“¡Galletas!”, contestó la niña.  “Probemos esa nueva receta que nos envió la abuela.  Ella dice que son deliciosas”.

“Espera un momento, hija”, indicó su padre.  “¿Estás segura de que quieres hacer esas galletas?  ¿Qué tal si buscas primero una receta en internet?  Tal vez encontrarás allí una que te guste más”.

Catalina frunció el ceño.  “Estoy segura de que podría encontrar buenas recetas, pero la abuela ya probó esa receta que nos dio y dice que es buena”.

“¿Y confías en su opinión?”, preguntó papá.

La niña miró confundida a su padre.  “Por supuesto que sí”.

“Ya veo.  Bueno, ¿y crees que tu abuela es más digna de confianza que Dios?”, preguntó papá.  Al ver la confusión de Catalina, continuó.  “¿Crees que Dios nos guiaría a un nuevo ministerio si no supiera que era lo mejor para nosotros y que todo obraría para Su gloria?”

“Oh”, exclamó al fin la niña.  “Dices que, si puedo confiar en que la abuela nos envió una buena receta, tengo que confiar en que Dios nos envió a la ciudad correcta”.

Papá asintió.  “Jesús nos salvó y promete hacer que todo en nuestras vidas obre para bien.  Podemos confiar en Él más que en cualquier otra persona”.

“Aun si eso significa vivir en esta ciudad”, admitió Catalina con un suspiro.  “Supongo que es la receta que Dios tiene para nosotros ahora… pero, por favor, ¿podríamos ir a probar también la receta de la abuela?”  Su madre aceptó con una sonrisa.  — ELAINE M. OKUPSKI

DIOS ES DIGNO DE CONFIANZA

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 31:19

CUÁN GRANDE ES TU BONDAD, QUE HAS RESERVADO PARA LOS QUE TE TEMEN.

¿Confías en Dios, aun cuando las cosas no son como tú quisieras?  Él te ama y quiere lo mejor para ti y para todos Sus hijos.  Piensa en todas las bendiciones que Él te ha dado, incluyendo el regalo de Su Hijo, Jesús.  Ahora confíale tu futuro, aun en los momentos en que las cosas no salen como a ti te gustaría.

Clave de Hoy
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