Un corazón lleno de maleza

Jacinto se bajó del autobús y caminó hacia su padre.

“¿Cómo estuvo tu día?”, preguntó el papá mientras caminaban hacia la casa.

Jacinto se encogió de hombros.  “Estuvo bien”, susurró.

“¿Pasó algo malo?”, preguntó su padre.

Jacinto pateó una piedra en la vereda y metió sus manos en los bolsillos.  Sentía vergüenza de hablar acerca de lo que había pasado, pero sabía que podía confiar en su papá.  “Ese niño mayor pasó empujándome otra vez”, le contó.  “Me tiene puesto el ojo para acosarme en lugar de meterse con los demás niños”.

“¿Y qué hiciste tú?’, preguntó el padre al momento que doblaban la esquina y caminaban por el camino de gravilla hacia su casa.

“Grité mucho, pero no me sirvió de mucho”, contestó Jacinto.  “Quiero vengarme de él por avergonzarme en frente de mis amigos”.

Cuando acercaban al garaje, su papá señaló al campo de al lado.  “Jacinto, ¿te has fijado en que nadie se preocupa por ese terreno?  La maleza se ha apoderado del campo porque nadie ha hecho nada para evitar que creciera en vez del césped”.

“Sí, no me gusta jugar ahí porque la maleza me estorba”.

“Bueno, la maleza y la venganza son parecidas.  Querer vengarse de alguien es señal de que la maleza de amargura está creciendo en tu corazón.  Y cuando estás lleno de amargura, eso evita que puedas perdonar”.

“Pero yo no quiero perdonarlo”, exclamó Jacinto, apretando los puños.  “¡Quiero que pague por lo que hizo!”

“¿Jesús te hizo pagar por todas las cosas malas que has hecho?”, preguntó su padre.  “Él perdonó nuestros pecados y dice que también debemos perdonar a otros.  No es fácil, pero Él te ayudará.  Él puede arrancar la fea maleza de amargura que está creciendo en tu corazón”.

Papá puso su mano en el hombro de Jacinto.  “Voy a hablar con alguna persona en la escuela sobre este niño que te está molestando.  Pero no permitas que el enojo y la amargura se apoderen de ti y te estorben para perdonar.  Pídele a Jesús que limpie la maleza en tu corazón para que puedas perdonar a otros como Él te ha perdonado a ti”.

Jacinto sabía que su padre tenía razón.  Aunque era difícil para él perdonar a este bravucón, no quería tener el corazón lleno de maleza.  – EMILY SAXE

PERDONA

VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 4:32

SEAN MÁS BIEN AMABLES UNOS CON OTROS, MISERICORDIOSOS, PERDONÁNDOSE UNOS A OTROS, ASÍ COMO TAMBIÉN DIOS LOS PERDONÓ EN CRISTO.

¿Has sido víctima del acoso o bullying?  ¿Has perdonado a esa persona o todavía tienes enojo?  Jesús murió en la cruz para que puedas ser perdonado por cada uno de tus pecados y Él te dará ese mismo poder para que puedas perdonar a otros.  Perdonar significa poner el mal que la otra persona te hizo en manos de Dios y depender de Él para que te ayude a amar en vez de guardar resentimiento.  ¿A quién puedes perdonar hoy?

Clave de Hoy
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