Un búho rodeado

Noé lanzó la línea de su caña de pescar al agua.  El señuelo aterrizó con un rebote.  En el otro extremo del bote, su abuelo sostenía en silencio su caña.  No se oía ningún ruido, excepto el de los grillos.

De repente, un fuerte graznido partió el aire nubloso.  El ruido se oyó otra vez y el abuelo señaló, al otro lado del pantano, un búho posado en la rama más alta de un gran árbol.  Un enorme cuervo lo había rodeado, graznando.  “¿Cuál es el problema de ese cuervo?”, preguntó Noé.

El abuelo se encogió de hombros.  “Es probable que el búho esté sentado muy cerca del nido del cuervo, o tal vez solo está fastidiando al búho para evitar que duerma.  A veces los cuervos hacen esas cosas”.

Noé observó mientras el pájaro negro descendía en picada una y otra vez; sus penetrantes graznidos llenaban el pantano.  Solo la cabeza del búho se movía para observar al cuervo.  “Me gustaría que el cuervo se vaya”, expresó el niño.  “¿Puede hacerle daño al búho?”

El abuelo negó con la cabeza.  “Es poco probable.  Dios les dio a los búhos lo que necesitan para protegerse: alas fuertes y garras muy afiladas.  Si el cuervo se acerca mucho, estará en problemas y lo sabe.  ¿Te diste cuenta de que se queda a una distancia segura?”

“Sí, pero si yo fuera el búho, pelearía o me iría volando”, comentó Noé.

El abuelo rio.  “Quizá el búho sabe que el cuervo se cansará y se irá después de un rato”, explicó.  “Podríamos aprender una lección de ese búho.  En lugar de ponernos nerviosos y abatidos cuando vienen los problemas, debemos mirar en silencio a Jesús y confiar en Él.  Podemos pedirle que nos ayude a saber si hay algo que deberíamos hacer para cambiar la situación o si solo tenemos que esperar pacientemente para que Él obre según lo que sabe que es mejor.  Debemos confiar en que Él nos ayudará a hacer Su voluntad, incluso si eso simplemente implica que seamos fieles en una situación difícil”.

Noé volvió a fijar su atención en su caña de pescar.  “Podemos confiar porque Jesús nos salvó y promete que todo obrará para bien, ¿verdad?”

El abuelo asintió.  “Incluso cuando nuestros problemas no desaparecen, Él tiene el control y promete que un día terminarán nuestras aflicciones para siempre… y Jesús cumple todas Sus promesas”.  – DEBRA W. SMITH

SÉ PACIENTE Y CONFÍA EN JESÚS

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 37:7

CONFÍA CALLADO EN EL SEÑOR Y ESPERA EN ÉL CON PACIENCIA.

¿Te preocupa algo que está pasando en tu vida, o en el mundo?  La vida puede ser difícil y a veces darnos miedo, pero puedes descansar porque sabes que Dios tiene el control de toda situación.  Confía en que Jesús te ayudará a actuar sabiamente y a mostrar a otros Su amor en los momentos de aflicción.  Pídele que te dé paz y te ayude a recordar que Él esta contigo, aun en las situaciones más difíciles.

Clave de Hoy
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