El tigre y la bicicleta

Darío venía por la vereda con la cabeza baja y los hombros caídos.  Su padre, que estaba trabajando en la cortadora de césped, levantó la mirada.  “¿Pasa algo?”, preguntó.

“¡Sí!”, exclamó Darío.  “¿Te acuerdas de la bicicleta que la biblioteca estaba regalando en su concurso de lecturas durante el verano?  Bueno, otra persona la ganó.  No puedo creerlo.  ¡Oré tanto, papá!  ¡En serio!  Mi bicicleta está tan vieja… necesitaba una nueva.  ¿Por qué Dios dejó que alguien más la ganara?”

Antes de que el papá pudiera responder, el hermanito menor de Darío vino dando brincos afuera de la casa.  “Vi un tigre en la televisión, ¡y fue tan genial!  ¿Puedo tener un tigre, papi?”, preguntó Caleb.

Darío torció los ojos.  “No puedes tener un tigre, bobito.  Un tigre es un animal salvaje.  Te comería”.

“¡No me comería!”, contestó Caleb, frunciendo el ceño a su hermano.  “Voy a tener un tigre y montaré en su lomo.  Le enseñaré muchos trucos.  ¡Ya lo verás!”

“No puedes tener un tigre”, insistió Darío.

“¡Sí puedo!”

El padre levantó su mano para que hicieran silencio.  “Caleb, ¿por qué no vas a jugar en el patio trasero y te imaginas que tienes un tigre?”  Sin quitar la mala cara que le había puesto a su hermano, Caleb se fue y papá se dirigió a Darío.  “Tú eres mayor que Caleb y entiendes mejor las cosas.  Sabes las muchas razones por las que no debería tener un tigre como mascota, ¿no es cierto?”

“Por supuesto que sí”, aseguró Darío.  “Los tigres son peligrosos y no pueden vivir en una casa, con la gente”.

“Pero Caleb no lo entiende.  Solo sabe que quiere un tigre”, explicó el papá.  “Quizá es lo mismo que pasa con Dios, tú y la bicicleta.  Tú sabes que querías esa bicicleta, pero quizá Dios sabe que ganar una nueva bicicleta no es lo mejor.  A lo mejor él sabía que alguien necesitaba esa bicicleta más que tú, o que aprenderías y madurarías al ahorrar dinero para comprarte una por ti mismo.  No entiendes la razón, pero eso no significa que Dios no tenga una”.

Darío suspiró.  “Entonces, ¿debo confiar en Dios porque Él sabe lo que es mejor, así como Caleb debe confiar en ti?”

Su padre asintió.  “Recuerda cuánto Dios te ama, ¡tanto que envió a Su Hijo a morir por ti!  Confía en que Él siempre hará lo mejor, incluso cuando no recibes la respuesta que estabas esperando”.  – KAREN E. COGAN

DIOS SABE LO QUE ES MEJOR PARA TI

VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 8:28 (NVI)

SABEMOS QUE DIOS DISPONE TODAS LAS COSAS PARA EL BIEN DE QUIENES LO AMAN.

¿Aceptas la respuesta de Dios a tus oraciones, aun cuando no es la que quisieras?  Puede que no siempre sepas o entiendas las razones, pero ten la certeza de que Él te ama y está haciendo que todo coopere para bien, incluso cuando te dice que no.  Confía en que Dios guiará tu vida por el camino que Él sabe que es mejor.

Clave de Hoy
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