Traduciendo el mensaje de Dios

Jacob enrolló un pedazo de papel para formar una bola, apuntó y se la lanzó a César, en la fila de adelante. Llegó a su objetivo, pero cuando César miró hacia atrás, Jacob estaba mirando al frente. Junto a Él, Mateo reía disimuladamente.

A Jacob le alegraba que Mateo haya ido a la iglesia con él ese día. Normalmente se negaba, porque le decía que las cosas de la iglesia no tenían sentido para él, pero Jacob lo había convencido de que el invitado especial de ese día, que era un misionero de África, sería interesante.

Algo que el misionero dijo llamó la atención de Jacob, pero no entendió ni una sola palabra. El señor Mensah habló en uno de los idiomas tribales de África:

—¿Cuántos de ustedes entendieron lo que dije? —preguntó un momento después. Cuando nadie levantó la mano, el señor Mensah le pidió a su hijo que tradujera mientras hablaba nuevamente en el idioma extranjero. Su hijo repitió sus palabras en inglés, para que esta vez entendieran todos los niños.

—En África, traducimos la Biblia en los idiomas de varias tribus distintas, para que la gente pueda leerla y escucharla en su propio idioma —explicó el señor Mensah—. Pero la gente todavía tiene que aprender lo que significa, así que traducimos el mensaje de Dios para ellos de otra manera también: a través de nuestras vidas. No solo les decimos lo que significa conocer a Jesús, sino que lo demostramos al permitir que Su amor se vea en todo lo que hacemos. Los ayudamos con su trabajo, los tratamos justamente —el señor Mensah miró a todos en el grupo—. Tal vez ustedes tengan amigos que no son cristianos —Jacob miró a Mateo con el rabo del ojo—. ¿Cómo pueden traducirles lo que significa ser un seguidor de Jesús? —preguntó el señor Mensah.

César levantó su mano:

—Al compartir nuestras cosas.

—Al perdonarles cuando dicen algo cruel —sugirió uno de los niños.

—Al invitarlo a la iglesia —agregó Jacobo, sentándose un poco más derecho.

Pero sintió que su cara se puso roja cuando oyó a alguien decir:

—Al sentarnos tranquilos, para que el invitado pueda poner atención y escuchar el mensaje.

El señor Mensah asintió.

—¡Muy bien! Pidámosle a Dios que nos ayude a todos a ser buenos traductores de Su Palabra, para que los demás puedan conocer quién es Él y lo que ha hecho por ellos.

HAZEL W. MARETT

COMPARTE EL MENSAJE DE DIOS EN TU FORMA DE VIVIR

VERSÍCULO CLAVE: HECHOS 1:8 (NTV)

SERÁN MIS TESTIGOS, Y LE HABLARÁN A LA GENTE ACERCA DE MÍ EN TODAS PARTES… HASTA LOS LUGARES MÁS LEJANOS DE LA TIERRA.

¿Eres un traductor de la Biblia? ¿Tus acciones reflejan el mensaje que Dios nos da en Su Palabra, que Jesús nos ama y entregó Su vida para que nuestros pecados pudieran ser perdonados? ¿O la gente recibe un mensaje diferente? No necesitas aprender otro idioma para traducir la Palabra de Dios. Cuando tratas a los demás con amor y haces lo que puedas para ayudarles a escuchar y entender las Buenas Nuevas de Jesús, estás traduciendo el mensaje de Dios.

Clave de Hoy
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