Totalmente pagado

Manuela entró en el centro comercial y sus ojos se fijaron al instante en la caja musical de cristal que reflejaba la luz del sol que se metía por la ventana.  Había estado buscando un regalo de cumpleaños para su hermana, Tamara, y la cajita de música sería el obsequio perfecto… si tan solo tuviera el dinero para pagarla.

La niña tomó la caja, admirando la delicada belleza que vio al levantar la tapa.  Una bailarina emergió del interior; su falda de tul resplandecía mientras hacía piruetas en el aire. En ese momento, un fuerte ruido detrás de Manuela hizo que ella brincara del susto y tropezara.  La caja se le resbaló de las manos y cayó al piso, rompiéndose en mil pedazos.

—Vas a tener que pagar por eso —advirtió el vendedor que estaba detrás del mostrador.

Las mejillas de Manuela se enrojecieron por la vergüenza cuando se encontró con la mirada fría del joven.  Ella no tenía tanto dinero.  Su madre ya trabajaba horas extra solo para pagar las cuentas.

—Pero no puedo —dijo Manuela con voz temblorosa.

El hombre la miró amenazantemente y estiró su mano para alcanzar el teléfono.

—¡No, por favor! —los ojos de Manuela se llenaron de lágrimas—.  No llame a nadie… no fue mi intención…

—Yo lo pagaré —exclamó una voz detrás de la niña.

Manuela se dio vuelta rápidamente.  Sus ojos se abrieron por la sorpresa al ver a su hermana que se acercaba al mostrador, con dinero en sus manos.

—No puedes hacer esto, Tamara —insistió Manuela—.  Fue mi culpa.  Yo debería pagarlo.

Sabía que su hermana estaba ahorrando dinero para comprar un automóvil.  Tamara sonrió y le entregó el dinero al vendedor.

—¿Por qué haces esto? —preguntó Manuela.

—Porque te amo —contestó Tamara.

Un sentimiento cálido se apoderó del cuerpo de Manuela mientras su corazón se llenaba de gratitud.  Le vinieron a la mente las palabras de su maestra de escuela dominical, sobre cómo Dios la amaba tanto que envió a Su Hijo, Jesús, a tomar el castigo por sus pecados.  Jesús pagó el precio por las cosas malas que ella había hecho, aunque no lo merecía.

—Gracias, Tamara —expresó Manuela mientras el vendedor imprimía un recibo.  «Y gracias, Jesús», oró la niña en silencio, «por pagar el precio por mi pecado».

ANN GARDE

JESÚS PAGÓ EL PRECIO DEL PECADO

VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 5:8

PERO DIOS DEMUESTRA SU AMOR PARA CON NOSOTROS, EN QUE SIENDO AÚN PECADORES, CRISTO MURIÓ POR NOSOTROS.

¿Alguna vez has roto algo que no podías pagar?  Cada uno de nosotros es un pecador que ha hecho lo malo, y no podíamos pagar el precio por nosotros mismos.  ¡Entonces Jesús lo pagó por nosotros!  Por Su gran amor por nosotros, Él murió voluntariamente en la cruz para tomar el castigo por nuestros pecados.  ¿Has confiado en Él como tu Salvador?  Si no, confía en Jesús hoy mismo, porque sabes que el precio de tu pecado ha sido totalmente pagado.  (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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