Toc, toc

Durante todo el camino desde la escuela a su casa, Hugo pasó preocupado de cómo entraría a su hogar.  “Ojalá mamá haya llegado temprano del trabajo”, pensó.  Pero cuando llegó a la casa, el automóvil de su madre no estaba en el garaje.  “Oh, rayos.  Mariana estará aquí en un minuto.  Ella seguramente tiene una llave”.  Tal como lo esperaba, su hermana llegó pronto.  “¿Tienes tu llave de la casa?”, preguntó Hugo.  “Olvidé la mía”.

Mariana negó con la cabeza.  “¡También olvidé la mía!”

Hugo suspiró.  “A lo mejor la ventana del sótano está sin el seguro.  Revisemos”.  Así lo hicieron, pero ninguna ventana se abrió.

“Intentemos con la ventana del baño”, sugirió Hugo.  El niño entrelazó los dedos de sus manos y estiró los brazos.  “La ventana está demasiado alta para alcanzarla desde el suelo, pero esto te ayudará como una escalera”.  Pero cuando Mariana trató de pararse en las manos de su hermano, estas no resistieron y ambos niños se cayeron.  Mientras se levantaban, el automóvil de su madre se ubicó frente al garaje. 

“¡Qué bien!  Ya llegó mamá”, exclamó Mariana.

Pero su madre no salió del automóvil.  Un hombre salió y golpeó la puerta.  Luego saludó a los niños mientras esperaba, y se dieron cuenta de que era un vecino que trabajaba en una estación de servicio cercana, donde mamá solía llevar su vehículo cuando tenía algún problema.

Para sorpresa de los hermanos, su madre abrió la puerta.  “Gracias, Gerardo”, expresó cuando el hombre le entregó las llaves del automóvil.  “Tú siempre sabes cómo arreglar mi carro”.  Cuando el vecino se fue, mamá se volteó y miró a los niños.  “Hola, hijos.  Hoy llegaron tarde.  ¿Qué estaban haciendo?”

Hugo y Mariana se miraron el uno al otro y se echaron a reír.  “Ninguno de los dos tenía la llave, así que estábamos buscando la manera de entrar.  ¡Creímos que no había nadie en casa!”, le contó Mariana.  “No se nos ocurrió tocar la puerta para averiguarlo”.

Mamá rio.  “Eso me recuerda el versículo que leímos esta mañana, durante el devocional, que dice: ‘Llamen, y se les abrirá’”.

“Sí.  Qué mal que no se nos ocurrió llamar a la puerta”, dijo Hugo.  “Ni hacer lo que dice ese versículo, o sea, orar por nuestro problema”.

Su madre asintió.  “Siempre podemos llevar nuestras preocupaciones delante de Dios.  Él cuida de nosotros y nos ayudará con cualquier problema que afrontemos”.  —  JACQUELINE J. LEAYCRAFT

PÍDELE AYUDA A DIOS

VERSÍCULO CLAVE: SANTIAGO 4:2

NO TIENEN, PORQUE NO PIDEN.

¿Tienes algún problema en tu vida que te preocupa?  ¿Has pensado en llamar a la puerta?  Esa es la palabra que Jesús usó cuando enseñaba que debemos pedirle a Dios lo que necesitamos.  Lleva tu problema delante de Dios en oración.  Jesús te invita a hablar con Él, porque Él cuida de ti y te ayudará en cualquier problema que afrontes.  Confía en que Dios te dará la mejor respuesta posible a tu oración.

Clave de Hoy
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