Tiempo para crecer

—¡Todavía no lo logro! —exclamó Cecilia cuando entró en el automóvil de su madre. Acababa de terminar otro ensayo para una presentación de danza que se iba a realizar a finales de mes.

—¿Qué pasa? —preguntó mamá mientras se metía en el tráfico para dirigirse a casa.

Cecilia suspiró profundamente.

—Hemos estado practicando esta rutina por dos semanas, pero todavía hay una secuencia difícil de pasos en la que me equivoco todo el tiempo —la niña observó los árboles por la ventana—. Tal vez nunca lo voy a lograr.

—Aprender cosas nuevas requiere tiempo. Sé que estás trabajando duro —respondió su madre mientras seguían avanzando por la carretera. Un minuto después, preguntó—. ¿Ves esa casa que está allá?

—¿Cuál casa? Oh, esa que está en construcción. Mamá, todavía no es una casa. Es un montón de madera y ladrillos… solo son materiales —contestó Cecilia.

La madre bajó la velocidad para que pudieran observar por más tiempo el sitio de la construcción.

—Es una obra en proceso, sí. Pero se necesita tiempo para construir una casa, para hacer algo bueno e importante. Si nos apresuramos, puede que no obtengamos los resultados que queremos —explicó mamá.

—¿Verdad que estás hablando de mi rutina, mamá? ¿No de la casa? —preguntó Cecilia con una sonrisa.

—Así es. Te he visto aprender danzas difíciles. Date un tiempo, sigue practicando y tengo la confianza de que aprenderás tu rutina.

Su madre ingresó en el garaje. Después de entrar en la casa, Cecilia se dirigió a la cocina para ayudar con la cena.

—Ser paciente para desarrollar algo significativo no es solo para las casas y los pasos de danza —aseguró mamá mientras sacaba una olla—. También es algo que Dios dice que debemos hacer para crecer en Cristo.

—¿A qué te refieres? —preguntó Cecilia.

—Cuando ponemos nuestra fe en Jesús para recibir el perdón y comenzar una relación con Él, Su Espíritu empieza a trabajar en nosotros para hacernos más como Jesús.

Cecilia puso las servilletas en la mesa.

—Eso requiere tiempo, ¿cierto?

—Sí —afirmó su madre—. Dios no se apresura para hacer Su buena obra en nuestras vidas. Él tiene un propósito para nosotros y está dispuesto a tomarse Su tiempo para cumplirlo.

—Esa casa que vimos y mi rutina de baile no están terminadas todavía. Pero están en camino —declaró Cecilia.

—Igual que nos hijos de Dios —agregó mamá.

ALLISON WILSON LEE

SÉ PACIENTE MIENTRAS CRECES

VERSÍCULO CLAVE: FILIPENSES 1:6

 ESTOY CONVENCIDO PRECISAMENTE DE ESTO: QUE EL QUE COMENZÓ EN USTEDES LA BUENA OBRA, LA PERFECCIONARÁ HASTA EL DÍA DE CRISTO JESÚS.

¿A veces te frustras porque no aprendes algo nuevo rápidamente? ¿Te sientes desanimado cuando cometes los mismos errores una y otra vez? Recuerda que todavía estás creciendo y Dios está obrando fielmente en tu vida. ¡Él nunca está de apuro! Dios nos demuestra paciencia mientras crecemos y, en Su poder, también podemos ser pacientes con nosotros mismos.

Clave de Hoy
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