Subir por las escaleras eléctricas que bajan

“¿Podemos jugar en las escaleras eléctricas mientras vas de compras?”, preguntó  Dante mientras su madre observaba una mercadería en el primer piso del centro comercial.

Mamá vaciló.  “Bueno… está bien, pueden ir si tienen cuidado de no correr ni molestar a los demás compradores”.  Entonces Dante y su hermana, Catalina, se subieron en la escalera eléctrica y subieron al piso más alto para luego bajar al piso más bajo.

“Eso fue divertido, pero ¿sabes qué sería realmente genial?”, le preguntó Dante a su hermana.  “Tratemos de subir por las escaleras que bajan”.  El niño sonrió.  “¡Te apuesto a que no puedes hacerlo!”

Catalina negó con la cabeza.  “¡Mamá no nos dejaría hacer algo así!”

Pero Dante estaba determinado a intentar.  “Mírame”, indicó.

La niña observó y vio que cada vez que Dante se acercaba al siguiente piso, alguien se entrometía en su camino y tenía que bajar nuevamente.  Era obvio que algunas personas que usaban las escaleras eléctricas estaban molestas con él, pero parecía no importarle.  Siguió intentando, hasta que se topó con el administrador de la tienda, justo cuando estaba a punto de llegar al piso de arriba.  “Ven conmigo, jovencito”, dijo severamente el supervisor.

La cara de Dante se sonrojó cuando vio a su madre que lo esperaba a los pies de la escalera eléctrica.  Ahora sí estaba en problemas.

“Parece que te esforzarte mucho por subir en las escaleras eléctricas que suben”, comentó su padre cuando se enteró de las andanzas de Dante.

El niño asintió.  “Lo hubiera logrado, si nadie me hubiera detenido”.

“Me hiciste acuerdo del sermón que oímos la semana pasada en la iglesia”, afirmó papá.  “Hablamos de la gente que insiste en que puede subir hasta el cielo por sus propios esfuerzos, ¿lo recuerdas?”  El niño hizo un gesto negativo.  “Se esfuerzan tanto por ser buenos, pero nunca lo logran.  Tal vez podrías haber logrado llegar hasta el siguiente piso en las escaleras eléctricas, pero ningún esfuerzo podría llevarnos al cielo por nuestra cuenta.  Solo podemos llegar allá si confiamos en Jesús”.

“Eso sí lo sé”, indicó Dante.  “Jesús es como la escalera eléctrica que sube”.

“Es una buena manera de verlo”, expresó papá.  “Jesús bajó del cielo para salvarnos y es el único camino para ir allá.  Podemos descansar y confiar en que Él nos salvará del pecado y nos dará vida eterna”.  —  CHARLES VANDERMEER

DEJA DE TRATAR Y EMPIEZA A CONFIAR

VERSÍCULO CLAVE: TITO 3:5

ÉL NOS SALVÓ, NO POR LAS OBRAS DE[A] JUSTICIA QUE NOSOTROS HUBIÉRAMOS HECHO, SINO CONFORME A SU MISERICORDIA.

¿Has estado tratando de ganarte el favor de Dios al hacer cosas buenas?  Quizá estés ayudando a otros niños cada vez que puedas, haces los quehaceres del hogar con alegría y dar lo mejor de ti para portarte bien.  Es genial que hagas ese tipo de acciones, pero no pienses que las buenas obras te llevarán al cielo.  Jesús es el único camino para que te salves del pecado y tengas vida eterna.  Confía en Él como tu Salvador hoy mismo.  (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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