Solo es diferente

—Unos días más —exclamó Medardo—, ¡y podremos ver el mejor partido del año! —el niño recogió la pelota de fútbol que había recibido por Navidad—. ¡Lo único que se compara con jugar fútbol es ver la final del campeonato!

—¡Ja! —se burló su hermana, Heidi—. Lo mejor del fútbol es que ya casi se termina la temporada —ella tomó su nueva raqueta de tenis y unas pelotas verdes lanudas—. Esto sí es mejor. ¡Mucho mejor que tu pelota de fútbol!

Su madre también quiso hablar:

—Bueno, en mi opinión, mi bola de boliche es la mejor. Es grande y hermosa, ¡y derribará muchos pinos!

—Es grande, es verdad —afirmó papá—. Pero si quieren admirar la belleza, deben ver mis pelotas de golf —el padre miró a su familia y sonrió—. ¿Quién pensó comprar a todos equipos deportivos por Navidad para empezar una riña familiar?

—Supongo que tendremos que estar de acuerdo en que no estamos de acuerdo —dijo mamá con una sonrisa—. Mejor aún, estemos de acuerdo en que el deporte de cada uno es genial. Las pelotas de tenis o de golf, de boliche o de fútbol, ninguna es mejor que la otra. Simplemente son diferentes. Cada una está diseñada para hacer el mejor trabajo posible para su propio deporte.

—Eso es verdad —señaló Heidi—. No podrías derribar muchos pinos con mis pelotas de tenis.

—No —agregó Medardo—. Y no me imagino tratar de jugar tenis con las pelotas de golf de papá, ni que él juegue golf con mi pelota de fútbol.

Heidi rio.

—O que tú trates de jugar fútbol con la bola de boliche de mamá… ¡eso sería lo más gracioso de todo!

—¿Saben? —declaró el padre—. Lo mismo pasa con las personas. Todos tenemos habilidades diferentes. Algunas personas pueden cantar o hablar bien. Otras son buenas con los niños o para construir cosas. Algunos son buenos para las ciencias, para los deportes o para las matemáticas. Pero eso no hace que una persona sea mejor que la otra. Así como es injusto comparar una pelota de tenis con una bola de boliche, es injusto comparar una persona con otra.

Mamá asintió.

—Dios nos dio a todos diferentes talentos y habilidades, y cada uno de nosotros es especial y amado por Él. No es necesario que comparemos nuestras habilidades con las de otras personas. Más bien, podemos confiar en que el Señor nos ayudará a usar los dones que Él nos ha dado para mostrar a otros Su amor y para guiar a la gente hacia Cristo.

HAZEL W. MARETT

USA LOS DONES QUE DIOS TE DIO

VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 12:6 (NTV)

DIOS, EN SU GRACIA, NOS HA DADO DONES DIFERENTES PARA HACER BIEN DETERMINADAS COSAS.

¿Puedes pensar en alguien que pueda hacer algo mejor que tú? ¿Crees que eso le hace más especial o valioso que tú? ¡Estás equivocado! O quizá creas que eres mejor que otros porque puedes hacer algo que ellos no pueden… ¡estás equivocado otra vez! Dios hizo a cada persona diferente y especial, y Él nos ama a cada uno de nosotros. Confía en que el Señor te ayudará a desarrollar las habilidades que Él te dio, de modo que puedas usarlas para compartir Su amor con los demás.

Clave de Hoy
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