Rumiando

—Mamá, ¿qué vamos a cenar? —Clara dio golpecitos en la mesa con su lápiz.

La madre estaba batiendo algo en una olla grande en la estufa, pero se dio vuelta para responder:

—Es un estofado de venado con vegetales. ¿Necesitas ayuda con tu tarea?

—No me puedo concentrar —contestó Clara con un quejido. La niña puso mala cara—. No puedo dejar de pensar en lo que me dijo Eusebio.

Su madre suspiró y se acercó a la mesa.

—Hija, tu hermano te pidió perdón y recibió su castigo… hace varios días. ¿Por qué sigues rumiando en esto?

—¿Ah? ¿Rumiar? —preguntó Clara—. ¡Ni siquiera hemos comido el estofado!

Su madre rio.

—No, es una forma de decir —explicó su madre—. Hay palabras que tienen más de un significado. Rumiar no es solamente masticar, sino que estás pensando en algo con agitación o resentimiento… lo estás rumiando.

—¿Así como cuando me tardo horas comiendo el estofado? —preguntó Clara—. ¿Y he estado pensando en lo que me dijo Eusebio por días?

Mamá asintió.

—Tengo una pregunta para ti, hija. ¿De qué te ha servido rumiar?

—Creo que solo ha hecho que me moleste más… y que esté distraída —admitió Clara, pensativa.

—Cuando decidimos enfocarnos en el perdón y permitimos que Dios sea el Juez, eso nos ablanda el corazón y nos da libertad —mamá dibujó un corazón en el papel de su hija.

—¿Aun si la persona que hizo algo malo no lo merece? —preguntó la niña.

La madre miró a Clara a los ojos.

—No merecíamos el perdón de Jesús y, sin embargo, Él murió en la cruz por nosotros. Cuando comienzo a rumiar en algo que alguien me hizo, converso con Jesús y pienso en lo que Él hizo por nosotros. Recuero la bondad y la compasión que tiene el Señor por mí y por la persona que me hizo daño. Y eso me ayuda también a perdonar.

Clara suspiró.

—A veces es difícil, pero tienes razón. Voy a dejar de rumiar en mi mente y en mi corazón, para pensar en cosas mejores.

—¿En mí? —mamá guiñó el ojo.

—Oh, sí —Clara rio—. O en un café con crema extradulce. Un cafecito con bondad y perdón.

Mamá le entregó a Clara una taza vacía.

SAVANNAH COLEMAN

PERDONA A OTROS COMO CRISTO TE PERDONÓ

VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 4:32

SEAN MÁS BIEN AMABLES UNOS CON OTROS, MISERICORDIOSOS, PERDONÁNDOSE UNOS A OTROS, ASÍ COMO TAMBIÉN DIOS LOS PERDONÓ EN CRISTO.

¿Alguna vez te ha costado perdonar a alguien? Cuando nos encontramos en esta situación, podemos recordar el perdón que Dios nos muestra a través de Su Hijo, Jesús. Perdonar significa soltar tu deseo de venganza y entregárselo a Jesús, el buen Juez que un día se encargará de arreglar todo lo malo. Si le has pedido que sea tu Salvador, tienes Su poder que te ayuda a perdonar. *

 * Si alguien te ha hecho daño y no sabes cómo estar a salvo y mostrar perdón, habla con un adulto de confianza.

Clave de Hoy
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