¡No se permite maleza hierbas!

“Mira allá, Bernardo, ¡debajo de esa maleza alta!”, señaló Eliza mientras ella y su hermano exploraban el área detrás del granero de su nuevo hogar en el campo.  “¿Son esos tomates?”

“A mí me parece que son plantas de tomate”, aseguró Bernardo.  “Arranquemos la maleza que las rodea para que podamos ver mejor esas plantas”.

“Buena idea”, afirmó Eliza.  Ambos empezaron a arrancar las malas hierbas que habían crecido por encima de sus cinturas.  Para su sorpresa y deleite, encontraron otros vegetales, además de los tomates que ya habían visto.

“¡Guau!”, expresó Eliza.  “Vamos a mostrárselos a mamá y papá”.  Los niños corrieron a la casa y convencieron a sus padres para que fueran a ver lo que habían descubierto.

“¡Qué les parece!”, exclamó su madre cuando vio las plantas escondidas.  “Alguien debe haber sembrado un huerto aquí a inicios del año, pero obviamente no lo han cuidado en mucho tiempo.  Me sorprende que las plantas hayan podido sobrevivir en medio de toda esta maleza.  No tenía idea de que estaban aquí”.

“Niños, ¿les gustaría quedar a cargo de este huerto?”, preguntó su padre.  “Les tomará mucho trabajo.  Tendrán que regar los vegetales… y las malas hierbas regresarán si lo permiten”.

“¡No lo permitiremos!”, declaró Bernardo mientras Eliza asentía con entusiasmo.  “Vamos a sacar la maleza y regar nuestro huerto.  ¡Ya lo verás!”

Papá se veía complacido.  “¡Excelente!”, indicó.  “El trabajo es suyo”.

Esa noche, durante el devocional familiar, el padre sonrió a sus hijos.  “¿Saben una cosa?  Nuestros corazones son como huertos pequeños.  Leí un versículo que creo que les gustará.  Isaías 58:11 dice: ‘Serás como huerto regado y como manantial cuyas aguas nunca faltan’.  Aquí se subraya nuestra necesidad de Jesús.  Sin Él, es como si nuestros corazones estuvieran llenos de la maleza del pecado.  Cuando confiaos en Jesús para que nos salve, Él perdona nuestros pecados y nos da el Espíritu Santo, el cual trabaja para hacernos más como Jesús.  Mientras seguimos Su dirección en nuestras vidas, Él evita que las malas hierbas del pecado se apoderen otra vez de los huertos de nuestros corazones”.

“Entonces seremos como el huerto que se menciona en el versículo que leíste”, observó Bernardo.  “Yo quiero ser así… no como ese huerto lleno de maleza que encontramos”.

“Yo también”, apoyó Eliza.  “¡No se permite maleza!”  —  CHARLIE VANDERMEER

NO PERMITAS QUE EL PECADO CREZCA

VERSÍCULO CLAVE: ISAÍAS 58:11

SERÁS COMO HUERTO REGADO Y COMO MANANTIAL CUYAS AGUAS NUNCA FALTAN.

¿Qué hay en el huerto de tu corazón?  ¿Hay maleza de pecado, cosas como mentiras, trampas, desobediencia o egoísmo?  No permitas que esas cosas crezcan y cubran el buen fruto que el Espíritu Santo está produciendo en tu vida.  Confiesa cualquier pecado a Jesús y pídele Su perdón.  Luego sigue la dirección del Espíritu Santo cuando Él te impulse a apartarte del pecado y hacer lo que es correcto.  El Espíritu trabajará para hacer que tu vida sea como un hermoso huerto bien regado.

Clave de Hoy
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