No por mi cuenta

Emanuel suspiró mientras arrojaba su mochila en el piso de la casa de su amigo, Gustavo.  Él le había acompañado al club de Biblia el día anterior y los niños habían dialogado sobre la lección durante todo el camino a casa, después de la escuela.  Gustavo no creía que la salvación era un regalo en vez de ser algo por lo que él tenía que trabajar.

—Cuando hacemos algo malo, debemos hacer lo posible por arreglarlo —argumentó Gustavo mientras se quitaba los zapatos—.  No deberíamos esperar simplemente a que Dios haga todo por nosotros, sin que hagamos nada.

—Tenemos que admitir que hemos pecado —aseguró Emanuel—.  Pero por nosotros mismos no podemos arreglar las cosas con Dios.  Necesitamos que Jesús… —el niño hizo una pausa al oír el ruido de un golpe—.  ¿Qué fue eso?

Los niños corrieron a la habitación de al lado, donde algo se movía frenéticamente en la chimenea. 

—¡Es un pájaro! —exclamó Emanuel, que vio a través de las rejillas de la chimenea—.  Creo que está tratando de salir.

—Sí —afirmó Gustavo—.  A veces los pájaros bajan por la chimenea y no pueden volar hacia arriba.  Mi papá tiene que atraparnos con una red y sacarlos.  Iré a decírselo después que hayamos comido algo.

Emanuel se veía confundido.

—¿Por qué no le dices a tu papá que lo atrape con la red y lo saque ahora mismo?

—Si abrimos las puertas de la chimenea ahora, el pájaro volará por toda la casa —explicó Gustavo—.  Créeme, ya lo hemos intentado antes.  Vamos a tener que esperar hasta que se haya cansado.  Entonces será mucho más fácil atraparlo.

Emanuel sonrió.

—¿Por qué no le explicas al pájaro que no puede salir por su cuenta?

—¡Sí, claro! —bromeó Gustavo—.  Quisiera poder hacer que los pájaros lo entendieran.

—Y yo quisiera poder hacer que tú también lo entiendas —le dijo Emanuel con voz tranquila.

Gustavo miró a su amigo.

—¿De qué estás hablando?  ¿Entender qué?

—Ese pájaro tiene que dejar de tratar de salir por sí mismo para que podamos ayudarlo —indicó Emanuel—.  Y nosotros tenemos que dejar de tratar de salvarnos a nosotros mismos y dejar que Dios nos ayude.  No podemos escapar del pecado solo tratando de ser buenos por nuestra cuenta… necesitamos que Jesús nos salve.

Gustavo se quedó en silencio por un momento.

—Creo que tendré que pensar un poco más en eso —finalmente admitió—.  Vamos a comer un bocadillo mientras esperamos que el pájaro se tranquilice.  —  SOPHIE M. HUBER

SOLO JESÚS PUEDE SALVAR

VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 6:23

PORQUE LA PAGA DEL PECADO ES MUERTE, PERO LA DÁDIVA DE DIOS ES VIDA ETERNA EN CRISTO JESÚS SEÑOR NUESTRO.

¿Estás dependiendo de Jesús para tu salvación?  ¿O estás tratando de llegar al cielo por tu cuenta?  Hay solo un camino para ser salvos del pecado y tener vida eterna, y es a través de Jesús.  La salvación es un regalo precioso de parte de Dios.  No hay nada que puedas hacer para ganarla, así que deja de tratar de ser lo suficientemente bueno por ti mismo.  Simplemente confía en que Jesús te salvará.  (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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