No alcanza

—¡Yo lo hago! —exclamó Irma con insistencia. Su globo había quedado atrapado en una repisa y su madre le había ofrecido bajárselo. Irma tenía dos años y le gustaba hacer todo sola.

—Está bien, hazlo tú —le dijo mamá en el momento en el que Mabel entraba a la sala—. ¿Cómo te fue en la escuela, hija?

—Me fue bien —contestó Mabel—. Pero parece que no logro hacer ningún progreso con Celeste —ella suspiró y puso su mochila en el piso—. Desde que fue conmigo a la iglesia hace algunas semanas, ha tenido preguntas sobre Jesús. Hoy traté de explicarle, pero todavía cree que puede salvarse porque sus padres le enseñaron buenos valores morales y porque no ha tenido una vida mala —Mabel miró a su hermanita, Irma, quien arrastraba una silla para niños por la sala—. ¿Qué está haciendo?

—Estaba jugando con su globo, dándole manotazos en el aire, y se quedó atrapado en la repisa de arriba. Irma está tratando de bajarlo. Yo le iba a ayudar, pero me dijo muy firmemente que ella lo puede hacer.

Mabel sonrió.

—Sí, así es ella, pero nunca podrá alcanzarlo.

Ambas observaron cómo Isla encontró una varita de hada en su caja de juguetes. Se paró en la silla y se estiró con la varita, pero no pudo soltar el globo. Después de intentar varias veces, se volvió a su madre, derrotada.

—Tú hazlo —dijo con una voz de tristeza.

Con una sonrisa, mamá estiró los brazos, bajó el globo y se lo entregó a su hija menor, quien corrió contenta con su premio.

—Irma acaba de darme una idea que podría ayudarte con Celeste —comentó mamá—. Mañana podrías contarle sobre la lucha de tu hermanita menor por bajar el globo por sí misma. Explícale que, tal como Irma era demasiado pequeña como para alcanzarlo, incluso con todos sus esfuerzos creativos, cada uno de nosotros no logra alcanzar la gloria y la bondad de Dios, a pesar de lo buenos que creamos que somos. Todos hemos pecado al hacer cosas malas. Así como Isla tuvo que admitir que no podía bajar su globo por su cuenta, nosotros debemos admitir que no podemos salvarnos a nosotros mismos. El único que puede salvarnos del pecado es Jesucristo.

Mabel asintió.

—¡Buena idea, mamá!

SHAWNA ARTHURS

SOLO JESÚS PUEDE SALVARTE

VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 3:23

TODOS PECARON Y NO ALCANZAN LA GLORIA DE DIOS.

¿Has admitido que no puedes salvarte a ti mismo del pecado? ¿O crees que ser bueno es suficiente? Como todos, eres un pecador y todas tus buenas obras no alcanzan a cubrir los requisitos para tener vida eterna con Dios. Pero el Señor envió a Su Hijo perfecto, Jesús, a morir por tu pecado, para que pudieras ser salvo. Solo puedes tener vida eterna si confías en Él. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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