Los nombres en la piedra

—La última avalancha de rocas en este lugar fue en 1990 —anunció Estela mientras leía la placa en la parada de descanso. La niña se volteó para mirar las enormes rocas que había junto al camino en la montaña—. Así que todas estas rocas terminaron aquí en ese tiempo —dijo pensativa—. ¡Espero que hoy no caiga ninguna!

—¡Oye, mira eso! —Carlos apuntó a una enorme roca que tenía escritos dos nombres: Juan y Sara, junto con una fecha de hacía varios años, pintados con aerosol y descolorido por el tiempo—. Parece que unos niños querían tener sus nombres escritos en la piedra —él sonrió—. Si tuviéramos un poco de pintura en aerosol, también podríamos agregar los nuestros.

Su madre negó con la cabeza.

—No es una buena idea. ¡Es una vergüenza dañar así la montaña!

El padre asintió.

—Tal vez Juan y Sara regresan a veces para ver si sus nombres siguen ahí.

—Bueno, han durado bastante tiempo, pero ya se están borrando —observó mamá.

—Parece que todos quieren que sus nombres perduren para siempre —comentó papá—. ¿Saben? Yo también tengo mi nombre escrito en un lugar muy especial y todavía sigue ahí.

—¡Miguel! —regaño la madre—. ¡No puedo creer que hayas hecho algo así!

Papá sonrió.

—Sí, fue cuando era más joven… antes de conocerte.

—¡Qué genial! —exclamó Carlos—. ¿Dónde está? ¿Podemos ir a verlo? Dijiste que sigue escrito ahí.

—Claro que sigue escrito ahí —aseguró el padre—. La Biblia lo dice. Mi nombre está escrito en el cielo.

—¡En el cielo! —indicó Estella—. ¿Escrito sobre piedra?

—No —papá negó con su cabeza—. Está en el Libro de la Vida. Cuando puse mi confianza en Jesús, Él escribió mi nombre en Su libro especial, donde ninguna avalancha podría enterrarlo ni la lluvia borrarlo, y nadie puede ir para limpiarlo. Cuando Jesús regrese para juzgar el mundo, mi nombre en ese libro probará que Él lavó mis pecados con Su sangre y que yo le pertenezco. El Señor me dará la bienvenida a un nuevo mundo perfecto que Él creará, donde estaremos juntos.

—Yo también confío en Jesús —aseguró Estela.

—Y yo también —dijo Carlos—. Entonces, nuestros nombres están escritos ahí para siempre, ¿verdad?

—Por supuesto que sí —afirmó su madre—. Y el mío también.

HEATHER TEKAVEC

TU NOMBRE PUEDE ESTAR ESCRITO EN EL CIELO

VERSÍCULO CLAVE: LUCAS 10:20

REGOCÍJENSE DE QUE SUS NOMBRES ESTÁN ESCRITOS EN LOS CIELOS. 

¿Está tu nombre escrito en los cielos? Si tu respuesta es sí, esa es un gran motivo para que te regocijes y des gracias a Dios. Si respondes que todavía no está escrito ahí, puedes cambiar eso. Cuando confías en Jesús como tu Salvador, tu nombre quedará escrito en el Libro de la Vida, donde nunca podrá ser destruido ni removido. Confía en Jesús hoy mismo y puedes tener la esperanza de pasar la eternidad con Él. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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