La torre de bloques

Olivia y su amiga, Serena, se sentaron para comer un bocadillo después de la escuela, mientras el hermano menor de Olivia, Zeke, jugaba con sus bloques de construcción en el piso.

—¿Viste el nuevo corte de cabello de Raquel? —le preguntó Olivia a su amiga, mientras su madre ponía unas galletas en la mesa—. ¡Se ve terrible!

—¡Lo sé! —afirmó Serena—. Está tratando de hacer que su cabello se vea como el de Bella, pero no le sale. Siempre está tratando de ser como Bella. ¡Es tan patética!

—Bueno, ella no quiere ser como Bella en las matemáticas —comentó Olivia—. Cuando la señorita Pozo nos devolvió nuestras pruebas hoy, vi la de Bella y tenía todas las respuestas equivocadas —la niña rio—. ¡Y esa prueba estaba tan fácil!

Serena terminó su leche.

—Sí. ¿Cómo puede Bella reprobar matemáticas cuando tenemos al maestro más menso del mundo?

Mamá frunció el ceño y empezó a decir algo cuando escucharon el sonido de una bocina afuera de la casa.

—Es mi mamá —dijo Serena—. Tengo que irme.

Al dirigirse a la puerta, su pie rozó la alta torre que Zeke estaba construyendo y la tiró al piso.

—¡Ups! Lo siento —balbuceó Serena mientras salía apurada.

Los ojos de Zeke se llenaron de lágrimas.

—¡Mami, Serena derribó mis bloques de construcción!

—Lo sé, hijito, pero fue un accidente. ¿Qué tal si construyes la torre nuevamente? —mamá se dirigió a Olivia—. Temo que Serena no es la única que derribó algo. Tú hiciste lo mismo.

—¿Yo? —preguntó Olivia—. ¡Yo no toque los bloques de Zeke ni ninguna otra cosa!

—Estoy hablando de la forma en que ustedes, niñas, hablaron sobre sus compañeras y su maestro —explicó mamá al acercarse a la mesa, donde estaba su hija—. Una cosa es cierta: no estaban edificándolos, ¿verdad?

Olivia mordió una galleta.

—Supongo que no.

—Esa torre de bloques que Zeke estaba construyendo era importante para él —aseguró mamá—, pero no tan importante como son las personas para Dios. Ninguno de nosotros es perfecto, todos luchamos con diferentes cosas. ¡Pero Jesús nos ama tanto que murió por nosotros! Y él nos edifica al recordarnos Su amor y Su gracia, al estar con nosotros en nuestras luchas. Podemos hacer lo mismo por otros al edificarlos con nuestras palabras, tanto las que decimos frente a ellos y las que decimos acerca de ellos, a sus espaldas.

Olivia asintió.

—Tengo que llamar a Serena. Quiero decirle algo lindo sobre cada persona a la que derribamos hoy.

VICKI L. REINHARDT

EDIFICA A LOS DEMÁS

VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 14:19 (NTV)

PROCUREMOS QUE HAYA ARMONÍA EN LA IGLESIA Y TRATEMOS DE EDIFICARNOS UNOS A OTROS.

¿De qué forma hablas de otras personas? ¿Dices cosas buenas sobre ellas? ¿O resaltas sus debilidades e imperfecciones? Adivina una cosa: ¡tampoco eres perfecto! Pero Jesús te ama tanto que estuvo dispuesto a morir por ti. Sus palabras para nosotros siempre están llenas de amor, gracia y aliento. Comparte el amor de Jesús al edificarlos con tus palabras, no derribándolos

Clave de Hoy
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