Juicio justo

Eliana levantó la mirada cuando oyó suspirar a su madre.  “¿Qué pasa, mamá?”

La madre se sentó a la mesa.  “Estoy muy confundida con el testimonio que oí hoy en la corte”.

“Cuéntanos de tu tarea como jurado, mamá”, le pidió Eliana.  “Quizá podamos ayudarte”.

“No, no puedo”, contestó su madre con poca energía.  “Cuando eres miembro de un jurado, no puedes hablar sobre el caso hasta que se termine”.

El papá asintió.  “En nuestro país, una persona tiene el derecho a tener un juicio delante de un jurado.  Eso significa que otros ciudadanos son elegidos para oír la evidencia y decidir si la persona acusada de un crimen es culpable o no.  Su decisión final debe basarse solamente en la evidencia que se da en la corte”.

“Así es”, explicó mamá, “y es una de las razones por las que a los miembros del jurado no les permiten hablar del caso.  Las demás personas no han oído toda la evidencia y podrían ofrecer información que creen que es verdadera, pero que quizá no es correcta ni relevante al caso.  Entonces, la opinión de otra persona podría desviar los pensamientos de un miembro del jurado, y su decisión podría estar basada en información incorrecta”.

Finalmente se tomó una decisión en el caso y la madre tenía la libertad para explicar por qué el jurado declaró que la persona enjuiciada era inocente de haber robado.  “Aprendí mucho sobre juicios y cortes, cosas que antes no sabía”, comentó mamá.  “También me hizo apreciar a Dios de un modo diferente”.

“¿Por qué?”, preguntó Eliana.

“Bueno, creo que todos los que estábamos en el jurado queríamos ser justos y tomar la decisión correcta, pero nos tomó un buen tiempo para poder estar de acuerdo en algunos de los temas”.

“Pero ¿qué tiene eso que ver con Dios?”, preguntó la niña.

“Me hizo darme cuenta de que no importa lo justos que tratemos de ser, seguimos siendo humanos”, respondió su madre.  “Solo Dios tiene la toda la sabiduría y es completamente justo, y Él es el Juez de toda la tierra.  Todos nosotros tendremos que ponernos de pie delante de Él algún día.  Todos somos culpables del pecado y merecemos ser castigados.  Es por es que estoy tan feliz porque Dios envió a Su Hijo, Jesús, para tomar nuestro castigo al morir en la cruz.  Cuando confiamos en Él, Dios nos muestra Su misericordia y nos declara inocentes”.  – LINDA M. WEDDLE

DIOS ES UN JUEZ JUSTO

VERSÍCULO CLAVE: GÉNESIS 18:25

EL JUEZ DE TODA LA TIERRA, ¿NO HARÁ JUSTICIA?

 

¿Has visto algún juicio por la televisión?  A pesar de que usualmente hacen su mejor esfuerzo, los jueces y los miembros del jurado no siempre pueden saber si alguien es culpable.  Solo Dios sabe todo y es completamente justo.  Él sabe que todos somos culpables de pecado, pero Jesús tomó el castigo por nuestros pecados para que podamos recibir misericordia.  Confía en que Él te salvará del castigo que mereces.  (Haz clic aquí para que conozcas más acerca de las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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