Feos patios

“¡Qué zona tan bonita!”, opinó Laura mientras su padre conducía por una calle desconocida.  “Las casas y jardines están tan limpios y bonitos.  Pero… ¿qué es eso?”  La niña señaló una maquinaria pesada que se veía por detrás de los hogares.

“Van a construir casas en ese campo”, contestó papá.  “Las calles ya están en su sitio.  Vamos a dar un vistazo”.  El padre volteó la esquina y avanzaron por una de las calles nuevas.  “Esta es la calle paralela a la de las casas bonitas que acabamos de ver.  Ahora puedes ver sus patios traseros

“¡No puede ser!”, exclamó Laura al notar los montones de chatarra, hierba sin cortar y pintura desgastada.  “¡Mira lo desordenadas y feas que son algunas casas!  No pueden ser las mimas”.  Pero sabía que su padre tenía razón.  Por el frente, las casas y jardines estaban pulcros y bonitos, pero por detrás era otro cuento para muchos hogares.  “¿Por qué algunas personas dejan tan feos sus patios traseros?”, preguntó la niña. 

“No lo sé”, respondió papá mientras comenzaba a conducir de regreso a su casa.  “Pero nuestras vidas también pueden ser así”.

“¿A qué te refieres?”, preguntó Laura.

“Bueno, cuando estamos en público, quizá quitamos la maleza del egoísmo y la grosería, y a lo mejor ponemos una capa de pintura fresca con una alegría fingida en nuestros rostros.  Pero ¿qué sucede cuando nadie más nos ve?  ¿Tenemos un montón de quejas?  ¿O una montaña de enojo y pensamientos egoístas?”

Laura se sonrojó al recordar que había sido paciente y bondadosa con el hijo menor de su pastor el día anterior, pero, cuando llegó a su casa, le gritó a su propio hermanito y cerró con llave la puerta de su habitación para que este no pudiera entrar.  “Entonces, ¿cómo limpiamos nuestros patios?”, preguntó.

“Al confesar nuestros pecados a Jesús”, contestó papá.  “Él limpiará la chatarra de nuestras vidas, para que seamos casas hermosas y acogedoras por ambos lados”.

Al llegar a su casa, Laura divisó a su hermanito que se columpiaba en el patio trasero.  “Voy a jugar un ratito con Emilio”, indicó, bajándose del automóvil.  Mientras caminaba por el pasto, hizo una oración en silencio.  “Señor Jesús, tengo que hacer una limpieza en mi patio trasero”. 
JESSICA DORFSMITH

JESÚS LIMPIA EL PECADO

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 19:12 (NTV)

¿CÓMO PUEDO CONOCER TODOS LOS PECADOS ESCONDIDOS EN MI CORAZÓN?  LÍMPIAME DE ESTAS FALTAS OCULTAS.  

¿Cómo se ve el patio trasero de tu vida?  ¿Está contaminado con feas actitudes, con antiestéticos montones de egoísmo y un destartalado mal humor?  A pesar de que muchos no lo puedan ver, Jesús ve todo.  ¡Pídele que te haga una limpieza!  Confiésale tus pecados y acepta Su perdón.  Luego depende de Él para que te ayude a hacer lo correcto.

Clave de Hoy
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