El muñeco

Cuando la clase de escuela dominical de Imelda terminó de presentar un programa a los niños más pequeños, el pastor Pablo, el líder de jóvenes de la iglesia, la elogió.  “Hiciste un muy buen trabajo con tu ventriloquía”, afirmó.  “El diálogo con tu muñeco fue muy dulce y, además, tenía un buen mensaje”.

“Gracias”, expresó Imelda, sosteniendo en alto su muñeco.  “Él es Marvin”. 

“Mucho gusto en conocerte, Marvin”, respondió el pastor Pablo con una sonrisa, y luego se volvió a Imelda.  “Vamos a tener un servicio especial para jóvenes el próximo mes.  Muchos jovencitos van a participar.  ¿Crees que tú y Marvin estén dispuestos a ser parte del programa?”

Imelda aceptó alegremente, pero cuando lo pensó después, se lamentó por haber dicho que sí.  “Me gusta presentarme con los niños pequeños”, le contó a su madre, “¡pero no puedo hacerlo frente a toda la iglesia!”

“¿Por qué no?”, preguntó mamá.

“Ahí habrá adultos”, afirmó Imelda.  “¡Me olvidé de que me iba a poner tan nerviosa!  No puedo hacerlo… ¡en serio, no puedo!”

Para sorpresa de Imelda, su madre estuvo de acuerdo.  “Tienes razón, hija.  No puedes hacerlo, pero puedes enviar a Marvin con el pastor Pablo.  Deja que el muñeco se encargue de su parte del programa”.

Imelda miró a su madre, perpleja.  “¡Mamá!  ¡Tú sabes que Marvin no puede hablar sin mí!  El pastor Pablo no sabe cómo hacerlo hablar.  Yo soy la que pone las palabras en su boca.  Él no puede hacer nada sin mí”.

Mamá sonrió.  “Así también obra Dios”, le dijo a Imelda.  “Dios quiere usarte para hablar Sus Palabras.  Sin Él, tus palabras no tendrían sentido, pero Él te dará Su poder y las palabras que debes decir, si se lo permites.  Es Su poder, no el tuyo, el que llega a las personas y suple sus necesidades”.

Imelda se quedó en silencio por un momento, luego sonrió.  “¿Estás diciendo que soy como un muñeco?”, preguntó.  “Está bien, mamá.  Seré el muñeco de Dios, ¡pero Él tendrá que ayudarme!”

“Él te ayudará”, aseguró su madre.  “Jesús siempre está contigo y te ayudará a decir y hacer cosas que muestren e los demás quién es Él”.  JAN L. HANSEN

DEJA QUE DIOS TE USE

             VERSÍCULO CLAVE: LUCAS 21:15

YO LES DARÉ A USTEDES PALABRAS Y SABIDURÍA.  

¿Tienes miedo de hablar sobre Jesús?  ¿Eres reticente a usar los talentos que Dios te ha dado?  A lo mejor Él te pide que te presentes frente a toda la iglesia, o tan solo que compartas una palabra de aliento con un amigo.  Sea lo que sea que Él quiera que hagas, recuerda que Él es quien te da el poder para lograrlo.  Confía en que Él te dará las palabras que decir y la fuerza que necesitas.

Clave de Hoy
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