Estirar para proteger
Mamá entregó a Teresa la mitad de una sábana con elástico. “¿Me ayudas, hijita?”
Teresa refunfuñó mientras estiraba la sábana lo más tensa posible en la esquina del colchón. La niña inspeccionó y su intento y frunció el ceño. “A duras penas se sostiene de la esquina y tiene más arrugas que un Shar Pei”.
“Solo necesita que le hales”, la madre la estiró con destreza, “un poquito más ajustado”. Después de eso, la sábana encajó perfectamente.
“Las sábanas con elástico son una lata”, se quejó Teresa. La niña miró por la ventana cómo los perezosos copos de nieve caían lentamente. La señora Núñez estaba limpiando con la pala la entrada a su casa. Teresa arrugó la frente. “Seguramente la señora Núñez creía que nosotras éramos unas latosas. Probablemente ni siquiera leerá el libro que le compramos por Navidad”.
Mamá siguió la mirada de Teresa. “Es difícil dar regalos a las personas que no los desean. A veces nos sentimos como si hubiésemos hecho algo malo, cuando en realidad hicimos algo bueno. Es un sentimiento muy incómodo, ¿no crees?”
La niña se encogió de hombros. “¡Estábamos tratando de ser amables! Oramos y elegimos un regalo especialmente para ella, que le ayudara a conocer a Jesús”.
“Bueno”, señaló su madre, “no podemos saber lo que la señora Núñez estaba pensando, aun si se veía un poquito irritable…”
“¿Un poquito? ¡Nos gritó!”, interrumpió Teresa, gritando también. “¿Y si tira el regalo a la basura sin abrirlo? ¿Qué tal si no tiene idea de todo lo que nos esforzamos para comprar ese regalo? ¿Y si solo malgastamos nuestro tiempo, dinero y oraciones?”
“¿Qué tal si es como esta sábana con elástico que protege el colchón?”, preguntó mamá, aplanando con una palmada un pequeño bulto. “A veces Dios nos estira y nos lleva más allá de nuestra zona de confort para poder alcanzar a otros con el evangelio. ¿Y si Dios nos está usando para alcanzar a la señora Núñez, de modo que ella conozca el amor y protección de Dios?”
Teresa tenía sus dudas. “Tal vez… Quisiera sentir menos estirones”.
“Sé que cuando nos estiran puede ser doloroso”, comentó mamá. “Jesús literalmente fue estirado en la cruz para que podamos recibir Su regalo de la vida eterna. ¡No siempre es fácil darnos regalos a nosotros tampoco! Pero el sufrimiento de Jesús no fue desperdiciado, ni tampoco el nuestro. Sigamos orando y mostrando amor a la señora Núñez, aun cuando sea incómodo. En ocasiones, amar a otros nos estira. Es nuestra oportunidad para obedecer a Dios y vivir como Jesús”. — PEARL ALLARD
AMA A LOS DEMÁS INCLUSO CUANDO SEA DIFÍCIL
VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 5:2
VIVAN UNA VIDA LLENA DE AMOR, SIGUIENDO EL EJEMPLO DE CRISTO. ÉL NOS AMÓ Y SE OFRECIÓ A SÍ MISMO COMO SACRIFICIO POR NOSOTROS.
¿Hay veces en las que te cuesta amar a otros? ¿Te estiras más allá de tu zona de confort? Recuerda todo lo que Jesús experimentó para mostrarnos Su amor. Él fue obediente a Dios, para que podamos ser salvos de nuestros pecados, e pesar de que le dolió. Al igual que Jesús, debemos obedecer también a Dios al mostrar Su amor a otros, incluso cuando eso signifique estirarnos. Dios usará tu obediente y amorosa actitud para el bien.
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