En el raíl correcto

Los trenes de pasajeros ya no viajaban a la pequeña aldea de San Juan, pero para la celebración del aniversario de la ciudad, un tren llegaría por los viejos raíles una vez más.  “¡Mira, papá!”, exclamó Beto, mientras apuntaba a un letrero.

“¡Viajes gratis!”, leyó el padre en voz alta.  “Sube abordo y disfruta de un viaje en tren a la isla, como en los viejos tiempos”.  Así que Beto y su papá subieron al tren.

Después de esperar en los raíles por unos minutos, el niño preguntó: “¿No deberíamos movernos ya?”

El padre miró alrededor.  “Tal vez están esperando a que más personas suban”.

En ese momento entró un conductor al vagón.  “Me parece que no leyeron el letrero con cuidado”, indicó.  “Este vagón no va a ningún lado”.

“¿Por qué no?”, preguntó Beto, sorprendido.

“Está en un raíl secundario y no está enganchado a ninguna locomotora”, explicó el hombre.  “El tren que se encuentra en el raíl principal es el que vamos a utilizar.  Estará de regreso en un rato más, y entonces podrán hacer su viaje”.

Beto y su padre sintieron un poquito de vergüenza mientras se bajaban del tren junto con los demás.  “Nos subimos en ese tren con toda la esperanza de hacer un viaje a la isla, pero no llegamos allá”, observó papá.  “Estábamos en el raíl equivocado y no estábamos enganchados a la locomotora”.  Él sonrió a su hijo. “¿Sabes?  Esta no es la primera vez que he hecho algo así”. 

“¿No?”, preguntó Beto.  “¿Te habías sentado antes en el tren del raíl equivocado?”

“Sí”, aseguró el padre.  “¡Por muchos años!”

Los ojos de Beto se abrieron por la sorpresa.  “¿Por años?”  No le cabía en la cabeza cómo podía haber esperado tanto tiempo para que el tren se moviera.

Papá asintió.  “Cuando era joven, estaba convencido de que iría al cielo porque asistía regularmente a la iglesia y trataba de vivir bien.  Tenía toda la esperanza en que mis buenas obras me llevarían allá.  Pero muchos años después me di cuenta de que estaba sentado en el raíl equivocado.  No estaba conectado a la locomotora”. 

“Estar conectado a la locomotora significa confiar en Jesús, ¿verdad?”, preguntó Beto.

“Así es”, afirmó el padre.  “Solo Él puede salvarnos del pecado y darnos vida eterna.  No iremos a ningún lado sin Él”.

Al escuchar el silbato de un tren, Beto y su papá levantaron la mirada y vieron que el ferrocarril se acercaba.  “Ahora sí estamos enganchados a la locomotora”, comentó Beto cuando abordaron el tren.  “¡Esta vez sí llegaremos a nuestro destino!”  — RUTH I. JAY

JESÚS ES EL ÚNICO CAMINO AL CIELO

VERSÍCULO CLAVE:  HECHOS 16:31

CREE EN EL SEÑOR JESÚS, Y SERÁS SALVO.

¿Estás en el raíl correcto para ir al cielo?  ¿Estás conectado a la locomotora?  La Biblia no dice que irás al cielo por ir a la iglesia, dar a los pobres, ser amable o ayudar, ni hacer otras buenas obras.  La Palabra de Dios dice que debes confiar en el Hijo de Dios, en Jesús.  Debes estar conectado a Él.  ¡Confía en Jesús como tu Salvador hoy mismo!  (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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