El clavo y el palillo de dientes

Varios niños de la calle de Diego lo estaban haciendo otra vez, se burlaban de la gente del vecindario. Diego se paró ahí, detestando todo, pero sin decir nada.

—¿Entiendes? —preguntó uno de los niños cuando Diego no se rio de su broma sobre una anciana que vivía cerca.

Diego tragó en seco.

—Tengo que irme —el niño suspiró mientras se alejaba. «¿Por qué no les dije que no me gusta cómo hablan de la gente?», pensó. «No es fácil ser el único chico cristiano del vecindario».

Diego estaba tan envuelto en sus propios pensamientos que no vio al pastor Barros hasta que chocó con él.

—¡Oh, lo siento! —expresó Diego.

—¿A dónde vas con tanto apuro? —preguntó el pastor, quien estaba arreglando la cerca de su jardín.

—A ningún lado… solo quiero irme lejos de donde están los chicos —Diego vaciló—. Es realmente difícil mantenerse firme ante los demás cuando uno está solo.

—Sí, es verdad —el pastor Barros tomó un palillo de dientes de su bolsillo—. Tú eres como este palillo de dientes. A ver, mira si puedes romperlo.

Diego tomó el palillo y lo rompió fácilmente.

—Me está diciendo que soy débil, que no soy lo suficientemente fuerte para decir nada, ¿verdad? —el niño suspiró—. Sí, yo sé que soy débil.

—Oh, pero mira —el pastor barros tomó un clavo de su caja de herramientas y lo mostró, junto con otro palillo de dientes—. Sostén el clavo junto con el palillo y ve si puedes romperlos.

—¡No puedo hacerlo! —exclamó Diego—. Tendría que romper el clavo. ¡Eso es imposible!

—Bueno —dijo el pastor—, como dije, eres como un palillo de dientes, pero como el palillo que está reunido con el clavo.

Diego frunció el ceño.

—Pero ¿quién es el clavo, entonces? ¿Mis padres? ¿O usted? Me sentiría mucho más fuerte si uno de ustedes estuviera cerca, pero no siempre pueden.

—No —aseguró el pastor Barros—, pero Jesús sí está siempre cerca. Confía en que Él te ayudará. El Señor siempre está ahí para darte la fuerza que necesitas para hacer lo correcto y tratar a los demás con amor y bondad, aun si fueras el único que lo hace.

Diego miró el clavo.

—Sí, ¡supongo que tiene razón!

—¿Sabes? Le di la misma lección a Lucas Cardoso ayer —comentó el pastor Barros.

—¿Lucas? —preguntó diego—. Él vive un par de casas más abajo que yo.

El pastor Barros asintió.

—A él también le cuesta estar con los otros chicos. Como puedes ver, Lucas cree que es el único cristiano en el vecindario.

MARY ROSE PEARSON

SÉ FUERTE EN EL SEÑOR

VERSÍCULO CLAVE: FILIPENSES 4:13

TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE.

¿Tienes problemas para mantenerte firme en lo que es correcto? Jesús te dará la fuerza que necesitas. Con Su ayuda, puedes encontrar la valentía para rehusarte a formar parte de cosas pecaminosas. Puedes encontrar la fuerza para defender a quienes son maltratados. Y cuando lo hagas, incluso podrías descubrir que hay otros cristianos a tu alrededor. Puedes animarlos para que también dependan de Dios para ser fuertes.

Clave de Hoy
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