Adiós, Chispudo

—¡Mamá! ¡No quiero que Chispudo se vaya! —exclamó Sara—. Es parte de nuestra familia.

Chispudo era un perro de servicio, y lo habían acogido para entrenarlo hasta que estuviera listo para ser ubicado en su nuevo hogar.

—Por favor, deja que se quede —rogó sara—. ¿Por qué no nos podemos quedar con é?

Mamá sostuvo con delicadeza la mano de su hija. Los ojos marrones de Chispudo las miraban a ambas. Él se sentó junto a ellas, moviendo su tola. El perro percibía que estaban perturbadas.

—Lo siento, hijita, pero no, no podemos quedarnos con él. Chispudo es un perro muy especial que tiene un trabajo importante por hacer. Hemos sido bendecidos por tenerlo con nosotros, pero es hora de que avance y sea una bendición para alguna persona que necesite su ayuda.

Sara salió corriendo a su habitación. Chispudo la siguió. Abrazándolo, ella lloró y dijo:

—Te voy a extrañar tanto, siempre te amaré —y después susurró una oración—: Amado Jesús, por favor, ayúdame con esto.

Cuando Santiago, quien estaba a cargo de los perros, vino a recoger a Chispudo al día siguiente, los ojos de Sara seguían hinchados y enrojecidos.

—Está bien llorar —aseguró Santiago—. Sé que tienes el corazón roto por perder a Chispudo. Tú y tu mamá han hecho un trabajo maravilloso al cuidarlo. Ahora, al dejarlo ir, están ayudando a un hombre ciego que lo necesita. Chispudo cambiará su vida y tú serás libre para acoger otro perro y entrenarlo para otra persona que necesita ayuda.

Las lágrimas bajaron por sus mejillas y Sara se despidió con la mano de Chispudo al ver que se iba.

Una vez que entraron en la casa, su madre la abrazó.

—Estoy tan orgullosa de ti. Has sido valiente y renunciaste al egoísmo. Sé lo difícil que esto es para ti, pero tu sacrificio ha dado esperanza a un hombre —mamá le sonrió—. Eso se parece a lo que Jesús hizo por nosotros. Él hizo un sacrificio mucho más grande cuando murió en la cruz, para que podamos tener la esperanza de la vida eterna con Él.

—Yo oré y le pedí a Jesús que me ayudara a dejar ir a Chispudo, y Él lo hizo —afirmó Sara—. Pero todavía duele —la niña secó sus ojos—. ¿Podemos orar por Chispudo y su nuevo amo ciego?

Mamá asintió y, mientras oraban, el corazón de Sara quedó en paz. A pesar de que dejar ir a Chispudo era difícil, ella sabía que Jesús lo usaría para ayudar a una persona necesitada.

CINDY LEE

CONFÍA EN QUE DIOS TE AYUDARÁ A BENDECIR A OTROS

VERSÍCULO CLAVE: FILIPENSES 2:3

NO HAGAN NADA POR EGOÍSMO O POR VANAGLORIA, SINO QUE CON ACTITUD HUMILDE CADA UNO DE USTEDES CONSIDERE AL OTRO COMO MÁS IMPORTANTE QUE A SÍ MISMO. 

¿Alguna vez has hecho un sacrificio por otra persona? Aunque puede ser muy difícil, dejar ir algo para que otra persona pueda recibir esa bendición es una manera de demostrar a la gente el amor de Dios. El Señor nos ama tan profundamente que Jesús hizo el sacrificio supremo en la cruz, para que podamos ser salvos y tener vida eterna. Él puede ayudarte a dejar ir algo cuando sea difícil, para que puedas bendecir a otros.

Clave de Hoy
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