El círculo

Coralina siempre estaba llena de preguntas, por ejemplo: ¿Cuántos animales había en el arca?  ¿Cómo evitó Jonás ahogarse en la barriga del pez?  ¿Qué tan lejos están las estrellas?  ¿Podemos hacer un viaje a alguna de ellas?

Un día, la niña se acercó a su madre con otra pregunta.  “Mamá, ¿quién creó a Dios?”

“Nadie”, contestó la madre.

“Entonces, ¿de dónde salió Dios?”, preguntó Coralina.

“No salió de ningún lado, simplemente ha existido siempre”, afirmó mamá.  “Me temo que no puedo explicártelo de una manera en que puedas realmente entender, hijita”.

“Pero Dios tuvo que haber salido de algún lado”, insistió Coralina.

La madre negó con la cabeza.  “Nuestras mentes no son tan grandes como la mente de Dios, y hay algunas cosas que no podemos entender en este lado del cielo”, respondió.  “Por ahora, simplemente debemos aceptar el hecho que Dios no tiene principio ni final.  Él siempre ha existido y siempre existirá”.

Mamá dudó por un momento y luego se sacó su aro de matrimonio.  “Quizá esto te ayude”, señaló, entregándole el anillo a Coralina.  “Quiero que me digas dónde empieza el aro y dónde termina”.  La madre hizo un gesto apuntando la brillante sortija de oro.

La niña observó el círculo perfecto.  “No empieza ni se detiene en ningún lado.  Es un círculo… no tiene principio ni tiene fin”.

“Y lo mismo pasa con Dios, hija.  Dios es eterno.  Él nunca ha tenido comienzo y no tiene final.  Nosotros vemos nuestras vidas en minutos, días, semanas y años, pero con Dios no es así.  La Biblia dice que, para el Señor, un día es como mil años y mil años es como un día”.

“Oh”, exclamó Coralina, desconcertada.  Después sonrió.  “Está bien, trataré de recordar que Dios es como este aro”, dijo mientras se lo devolvía a su madre.  “Él no tiene principio ni final”.

“Así es”, aseguró mamá, “y el amor de Dios también es así.  A pesar de que Él es eterno, Jesús estuvo dispuesto a convertirse en humano y morir por nuestros pecados, para que pudiéramos ser salvos y vivir con Él para siempre.  Pase lo que pase, Su amor por nosotros jamás tendrá final”.  —  CHARLES VANDERMEER

DIOS ES ETERNO

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 90:2

DESDE LA ETERNIDAD Y HASTA LA ETERNIDAD, TÚ ERES DIOS.

¿No te alegra que Dios sea demasiado grande para que una mente humana pueda entender?  ¡Esa es una de las cosas que lo hacen Dios!  Está bien hacer preguntas y aprender sobre Él en la Biblia, pero no te preocupes si no puedes entender cómo Él no tiene principio ni final.  Dios es más grande de lo que podamos imaginar y podemos confiar en Él.  Dale gracias por ser tan grandioso y maravilloso, y por amarte tanto.

Clave de Hoy
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