El aguijón

—¡Aléjate! ¡Aléjate! —Alba batió los brazos con fuerza mientras una avispa zumbaba a su alrededor—. ¡Mamá! ¡Esa abeja me va a picar!

La niña salió corriendo adonde estaba su madre, que estaba trabajando en las flores de su jardín. Mamá abrió los brazos y Alba corrió a refugiarse en ellos, escondiendo su cara en el regazo de su madre. El insecto enojado la siguió.

—Quédate quieta y tal vez nos deje en paz —sugirió mamá, abrazando con fuerza a su hija. Pero la avispa parecía determinada a encontrar una víctima. Cuando la madre espantó al insecto que se acercaba a Alba, este aterrizó en su brazo descubierto—. ¡Ay! —exclamó mamá con un grito. Instintivamente dio una palmada a la avispa y esta cayó al suelo. Mamá la pisó rápidamente—. Todo está bien, hijita —le dijo a Alba—. Ya no debes tener miedo de la avispa. Me picó, pero la maté.

Alba levantó la cabeza y miró la roncha en el brazo de su madre.

—¡Oh, mamá! ¡La avispa te picó a ti en vez de a mí! ¿Te duele mucho?

—Bueno, no es una sensación muy bonita —dijo su madre con una carcajada—. Pero prefiero que una avispa me pique a mí y no a ti.

Ambas entraron en la casa y Alba habló muy pensativa mientras mamá se ponía hielo en su brazo picado.

—En mi clase de la semana pasada en la iglesia, mi maestra dijo que Jesús tomó el castigo por todos nuestros pecados. En ese momento no lo entendí, pero creo que ahora lo entiendo. Así como tú estás sufriendo por mí, Jesús también lo hizo… solo que peor.

Su madre asintió.

—Jesús sufrió y murió en la cruz para salvarnos del pecado y del castigo eterno que este produce: la muerte. Cuando confiamos en Él como nuestro Salvador, Él perdona nuestros pecados y nos da vida eterna.

—Quiero pedirle a Jesús que me salve —dijo Alba en voz baja.

Mamá la abrazó.

—Oraré contigo. Hablemos con Jesús ahora mismo —la picadura de avispa quedó olvidada mientras Alba y su madre oraban y leían unos versículos sobre el sacrificio de Jesús.

—¡Mira, mamá! ¡Este es perfecto! —Alba señaló un versículo en su Biblia—. «¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde, oh sepulcro, tu aguijón? El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley; pero a Dios gracias, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo».

HAZEL W. MARETT

JESÚS TOMÓ TU CASTIGO

VERSÍCULO CLAVE: 1 CORINTIOS 15:56-57

EL AGUIJÓN DE LA MUERTE ES EL PECADO… PERO A DIOS GRACIAS, QUE NOS DA LA VICTORIA POR MEDIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.

¿Sabías que Jesús tomó el castigo que merecías por las cosas malas e hirientes que haces? Cuando confías en Él como tu Salvador, ya no debes tener miedo de la muerte porque Él conquistó el aguijón del pecado y de la muerte cuando murió en la cruz y resucitó. Confía en que Jesús te salvará del aguijón de la muerte. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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