Diente de león

“¡No puedo creerlo!  ¡Estudié tanto para el examen de historia y solo me saqué 80!”, se quejó Tami mientras ella y su madre paseaban a Castaña, su desgreñada perrita Yorkshire Terrier.  “Pero Jade vio que Betty hizo trampa y sacó 100.  ¡No es justo!”

“¿Jade sorprendió a Betty copiando en el examen?”, preguntó mamá.

“No creo que lo vio en ese momento, pero Jade se entera de todo.  Debe ser verdad, porque Betty jamás saca 100”.

Madre e hija se detuvieron mientras Castaña olfateaba el piso.  La perra haló la cadena para acercarse a un racimo de esferas blancas clavado en el piso.  Eran unas cabezas de semillas de diente de león.  Tami arrancó un globo de pelusas y sopló las semillas hasta que solo quedó el tallo vacío.

“¡Mira hasta dónde llegan las semillas!”, exclamó la niña.

Mientras Castaña perseguía las semillas que flotaban en el viento, su madre preguntó: “¿Sabes qué pasa cuando llegan a la tierra?”

“Crecen y se convierten en dientes de león amarillos, ¡en maleza bonita!”

Mamá asintió.  “¿No te parece asombroso?  Esas semillas se ven delicadas, pero encierran tanto poder, al igual que las palabras que dan inicio a los chismes”.

“Ya sé lo que vas a decir, mamá… el chisme se propaga tan fácilmente como las semillas de diente de león.  Ahora que lo pienso, Jade les contó a Ramiro y a Esteban sobre Betty.  Yo se lo conté a Sandra, que es la mejor amiga de Juliana, así que probablemente ella sepa también”.

“¿Te das cuenta cómo las palabras que son tan quebradizas como esas semillas pueden echar raíces y convertirse en chisme?”

Tami bajó la mirada.  “Cuando estaba decepcionada con mi calificación, el chisme de algún modo me hizo sentir mejor.  Pero ya no me siento bien, especialmente porque no hay pruebas de que Betty haya copiado.  Si Jade comienza a hablar otra vez sobre Betty, le diré que no hable de ella a sus espaldas”.

“Eso es muy sabio”, afirmó su madre.  “Jesús nos enseñó a amarnos unos a otros, y eso significa que debemos cuidar la manera en que nuestras palabras afectan a otros… incluso cuando involucran cosas que puedan ser ciertas.  ¿Cómo se sentiría Betty si supiera que estabas diciéndole a la gente que a ella le cuesta sacar buenas calificaciones?”

Tami suspiró.  “Probablemente se sentiría avergonzada y herida… y se sentiría más herida todavía si supiera que propagué un chisme de que ella copió por esa razón”.  Tami miró a su mamá.  “Le pediré perdón a Jesús por escuchar chismes y oraré para que me ayude a no seguir propagándolos.  ¡En lugar de desperdiciar mi tiempo en los chismes, aprovecharé para sacar un 100!”  – ELENA DEE

NO PROPAGUES CHISMES

VERSÍCULO CLAVE: JUAN 13:34 (TLA)

[JESÚS DIJO:] “USTEDES DEBEN AMARSE DE LA MISMA MANERA QUE YO LOS AMO”.

¿Has propagado chismes de otras personas?  Las pocas palabras de un chisme pueden esparcirse rápidamente y echar raíces, y herir a muchas personas en el proceso.  La próxima vez que sientas la tentación de repetir algo acerca de otra persona que podría ser hiriente, detente a pensar en cuánto Dios te ama.  Luego demuestra el mismo amor a otros al no desperdiciar tu tiempo en los chismes.

Clave de Hoy
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