De sucio a limpio

—¡Guácala! —Amparo vio cómo su mamá botaba el agua de su limpiador de alfombras en la pila de la lavandería—. ¡Qué asco! ¿De veras estaba toda esa suciedad en nuestra alfombra?

Su madre asintió.

—Sí —contestó—. Voy a seguir pasando la máquina por la alfombra todas las veces que sean necesarias, hasta que el agua salga limpia.

Mamá volvió a la sala y Amparo la observó a la distancia, mientras trabajaba en todas las alfombras de su hogar, y luego corrió a ver cuando llegó el momento de tirar el agua.

—¿Qué crees? —preguntó su madre—. ¿El agua va a salir limpia o sucia?

Amparo arrugó la nariz.

—Supongo que sucia.

Mamá rio.

—Sí, también creo que todavía saldrá un poquito sucia —ella levantó el balde de agua y lo tiró en la pila. No estaba tan oscura como el agua de antes, pero seguía un poquito sucia—. Es hora de volver a pasar la limpiadora —indicó mamá—. Mientras trabajo en eso, quiero que pienses en algo.

—¿En qué? —la frente de Amparo se arrugó.

—Quiero que pienses en la canción que cantamos en la iglesia, sobre cómo la sangre de Jesús nos limpia —sugirió su madre—. ¿Puedes hacerlo?

Amparo asintió.

—Hasta la puedo cantar.

—Sí, cántala —expresó mamá—. Canta fuerte para que yo pueda oírte.

Amparo cantó mientras su madre pasaba la limpiadora de alfombras nuevamente, y solo se detenía para tirar el agua.

—¿Estás lista? —preguntó mamá.

Amparo asintió. Mamá botó el agua y los ojos de la niña se abrieron por la sorpresa.

—¡Está tan clara! ¡Tan limpia!

—Así es —declaró su madre—. Eso significa que la alfombra ya está limpia, ¿cierto?

Amparo asintió.

—Hiciste un muy buen trabajo.

—Gracias —mamá sonrió—. Y así como dice la canción que estabas cantando, Jesús murió para hacernos limpios. Estábamos sucios como ese primer balde de agua, pero cuando pusimos nuestra fe en el Señor, Él lavó nuestro pecado y nos hizo limpias.

—Su sangre hace que pasemos de ser sucios a limpios —agregó Amparo—. Igual que la alfombra, la hiciste que pase de estar sucia a limpia.

—Correcto —aseguró su madre—. Pero a diferencia de las alfombras, que tuvimos que limpiar varias veces para limpiarlas, ¡Jesús perdona nuestro pecado y nos hace puras delante de Dios el momento en que confiamos en Él!

EMILY ACKER

PUEDES QUEDAR LIMPIO

VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 1:7

EN ÉL TENEMOS REDENCIÓN MEDIANTE SU SANGRE, EL PERDÓN DE NUESTROS PECADOS SEGÚN LAS RIQUEZAS DE SU GRACIA.

¿Alguna vez te has sentido sucio, como si las cosas malas que has hecho te alejaran de Dios? ¿Has ido a Jesús para pedirle perdón? ¡Él quiere quitar la culpa por tu pecado y hacerte perfectamente limpio! El Señor derramó Su sangre cuando murió en la cruz, para que puedas ser perdonado y puro. ¡Confía en Jesús hoy mismo! (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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