Cuando oras

“¿Leví?”  La madre se paró en la puerta.  “¡Leví!”, llamó nuevamente, pero el niño no levantó la vista de su computadora hasta que ella entró y quitó la música.

“Oh, hola, mamá”, dijo Leví.  “No te oí entrar”.

Su madre asintió.  “Acabo de notar que la señora Granda está ahí afuera, luchando con su cortadora de césped.  Quizá sería bueno que fueras a ayudarla”.

“¿En este momento?  Estoy tratando de pensar en cómo ganar la última insignia de mi club”.  Leví apuntó su computadora portátil.  “Aquí dice que debe ser algún servicio a una persona que lo necesite”.

Mientras Leví deslizaba su pantalla, su hermano menor entró corriendo a la habitación.  “Leví, mi bicicleta se dañó.  ¿Me ayudarías a arreglarla?”

“Después, Nando”, señaló Leví.  “Ahora tengo que trabajar en un proyecto”.  Nando suspiró y salió de la habitación.  “Esta es la insignia que debo ganar”, comentó Leví.  “No conozco a ninguna persona que tenga una necesidad, a nadie que esté enfermo, que sea pobre o cosas de ese estilo”.

Mamá sonrió.  “¿Sabes una cosa?  Creo que debes apagar algo más que solo la música, si quieres ganar esta insignia”.

Leví frunció el ceño.  “¿A qué te refieres?”

“No oyes los pedidos de ayuda porque…”  Su madre estiró el brazo y tomó la computadora del regazo del niño, “esto hace tanto ruido como esa música”.  Ella puso el ordenador en el escritorio.  “¿Le has pedido ideas a Dios?”

“Sí”, respondió Leví.  “Le pedí a Jesús que me mostrara a quién puedo ayudar, no solo porque necesito ganarme mi insignia, sino porque sé que Él ama a las personas y quiere que yo los ayude”.

“Está bien”, afirmó mamá.  “Ahora ven a ver”.  Ella guio a su hijo a la ventana.  Ahí pudo ver a la señora Granda que luchaba con su cortadora de césped y a Nando que estaba inclinado sobre su bicicleta.  “Qué excelente que hayas pedido la ayuda de Dios, pero tienes que apagar el ruido y poner atención, si quieres oír Su respuesta”, aseguró su madre.  “A mí me parece que ahí hay dos respuestas a tus oraciones.  ¿Qué piensas?”

“Pienso…”, empezó a decir Leví en voz baja.  “Pienso que veo a dos personas que necesitan mi ayuda, a dos personas en necesidad. Y tengo que ganarme esa insignia”.  El niño sonrió y fue a buscar sus zapatos.  —  HEATHER M. TEKAVEC

BUSCA LAS RESPUESTAS DE DIOS

VERSÍCULO CLAVE: 1 PEDRO 3:12

LOS OJOS DEL SEÑOR ESTÁN SOBRE LOS JUSTOS, Y SUS OÍDOS ATENTOS A SUS ORACIONES.

¿Buscas las respuestas de Dios y tratas de escucharlas después de orar?  ¿O solo buscas la respuesta que quieres?  Puede que Dios no responda tus oraciones como tienes en mente.  Quizá Él quiera que lidies con la situación de una manera que no esperas.  Pon atención para ver por dónde Dios te dirige y ábrete a la respuesta que Él te dé.

Clave de Hoy
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