Aprobación de uno

Ha Jun cerró los dedos e hizo puño con las manos, mientras los jueces levantaban su puntaje de gimnasia olímpica en las barras paralelas: 8.5.  A su alrededor, la gente celebraba y gritaba hurras; algunos incluso lanzaron flores.  Ha Jun sabía en su corazón que era un buen puntaje y que había dado lo mejor de sí.  Se había esforzado tanto para llegar hasta aquí.  Sin embargo, no pudo evitar que la voz de su padre invadiera sus pensamientos: «El segundo lugar no es ganador en mi libro, Ha Jun».

Unas horas más tarde, mientras el niño descansaba en su cama, se quedó mirando fijamente su nombre en los muchos certificados y medallas que decoraban sus paredes.  ¡Aun su propio nombre parecía burlarse de él!  «Ha Ju».  En parte, su significado era «talentoso», exactamente lo que su padre deseaba que él fuera.  Trató de no pensar en la mirada decepcionada en el rostro de su padre cuando le contó que recibió el segundo lugar en la competencia.  ¿Llegaría a ser lo suficientemente bueno algún día?

El dolor amenazaba con abrumarlo, así que abrió el cajón de su mesita de noche y sacó su Biblia.  Su halmoni, que es la palabra coreana para abuela, se la había dado como regalo unos meses atrás, con la promesa de que, si la leía, encontraría en las Escrituras consuelo y esperanza.  Ha Jun abrió las páginas con las que estaba empezando a sentirse familiarizado, y buscó el capítulo 3 de Colosenses.  El niño ahogó un grito cuando leyó el versículo 23: «Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo».  El niño leyó esas palabras una y otra vez, permitiendo que su corazón absorbiera esa verdad.

—Dios, creo que ya lo entiendo —oró—.  Deseo tanto la aprobación de mi padre, pero en realidad solo necesito la aprobación de un solo Padre: de ti.  Sé que me creaste y que me amas, pase lo que pase, y sé que ya tengo tu aprobación porque Jesús murió para hacerme Tuyo.  Tú eres mi Padre celestial y, haga lo que haga, debo hacerlo para Ti.  Cuando me sienta enojado o triste a causa de mi padre terrenal, recuérdame lo que dice Tu Palabra sobre mí.  Amén.

Ha Jun sonrió e hizo un salto mortal para salir de su cama.

—¡Ese salto fue para ti, Dios!    —  SAVANNAH COLEMAN

HAZLO TODO PARA JESÚS

VERSÍCULO CLAVE: COLOSENSES 3:23 (NVI)

HAGAN LO QUE HAGAN, TRABAJEN DE BUENA GANA, COMO PARA EL SEÑOR Y NO COMO PARA NADIE EN ESTE MUNDO.

¿De quién es la aprobación por la que te esfuerzas?  ¿De tus padres?  ¿Tus amigos?  ¿Tus maestros?  Recuerda que la aprobación de Dios es la única que importa, en última instancia, y no puedes hacer nada para ganarla.  Jesús la ganó por ti cuando murió por tus pecados.  Él sabe todo acerca de ti y aún así te ama completamente, sin importar cómo sea tu desempeño o cuáles errores cometas.  Hazlo todo para Él, descansando en la promesa de Su amor eterno para ti.

Clave de Hoy
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