Vale la pena esperar
“Oye, papá”, exclamó Berta un día, mientras navegaba por un sitio de jardinería en internet. “Aquí hay una sección llamada ‘semillas inusuales’. ¿Podemos pedir algunas?”
“¿Qué tipo de semillas tienes en mente?”, preguntó su padre.
“Ginseng”, contestó Berta. “¿Está bien? Esta página web dice que es una planta muy valiosa y sus raíces secas pueden venderse por mucho dinero en las tiendas de comida saludable”.
Papá le dio un vistazo al sitio web. “No sé. Esas semillas cuestan mucho dinero y me parece haber oído que tardan mucho tiempo para brotar y crecer… tal vez un año o más. ¿No preferirías tener una planta a la que puedas ver más pronto?”
Berta se encogió de hombros. “Bueno, quizá… pero la mayoría de lo que sembramos crecerá más rápido y me gustaría tratar de cultivar también algo diferente. Aun si solo pocas semillas crecen, podríamos ganar mucho dinero. Además, tú siempre dices que todo lo que vale la pena tener vale la pena esperar”.
“Ahí sí me atrapaste”, admitió el padre. “Está bien, incluye ginseng en nuestro pedido”. Él sonrió. “Pero prométeme que esperarás con más paciencia que esa semilla brote de lo que esperaste con los resultados de anoche”.
“¿Anoche?” Berta arrugó sus cejas. “Anoche no sembré nada”.
“Claro que sí”, aseguró papá. “Las oí a ti y a tu amigo Elías hablar sobre Dios. Al parecer, Elías cree que un Dios amoroso dejaría que todos vayan al cielo y tú le respondiste que necesitaba a Jesús para poder ir”.
Berta frunció el ceño. “Sí, pero Elías todavía no cree que Dios no lo dejaría entrar a causa de su pecado. Probablemente nunca cambie de opinión”.
“Cada vez que damos testimonio, es decir, cuando hablamos a alguien sobre Jesús y lo que Él ha hecho para salvarnos, estamos sembrando la semilla de la Palabra de Dios”, explicó su padre. “Y como dije hace un momento, debemos ser pacientes y no desanimarnos si no vemos resultados inmediatos. A veces se necesita mucho tiempo para que esa semilla crezca. Pero cuando crece, produce un fruto que permanece para siempre”.
“Y vale la pena esperar, ¿cierto?”, preguntó Berta.
“¡Por supuesto que sí!”, expresó papá. “Después que plantes tu ginseng, oremos y pidámosle a Dios que haga que crezcan las semillas que sembraste… tanto en la tierra como en el corazón de Elías”. — LORNA B. MARLOWE
SIEMBRA LA SEMILLA DE LA PALABRA DE DIOS
VERSÍCULO CLAVE: ISAÍAS 55:11
MI PALABRA… NO VOLVERÁ A MÍ VACÍA SIN HABER REALIZADO LO QUE DESEO, Y LOGRADO EL PROPÓSITO PARA EL CUAL LA ENVIÉ.
¿Has sembrado la semilla del evangelio al contar a otra persona sobre Jesús? ¿Has sentido desaliento porque no has visto resultados? Sé paciente. Sigue demostrando a esa persona el amor de Dios, ora por él o por ella y deja que Dios obre en Su tiempo. Podría ser que nunca veas resultados, pero el Señor promete que Su Palabra cumplirá con su propósito. Confía en Él y sigue sembrando.
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