Una servidora muy especial
Durante la lectura del devocional en la escuela, Jordán no podía dejar de pensar en los versículos que su papá había leído en el tiempo de oración con su familia en la mañana. «Papá es un servidor de Jesús porque es pastor», pensó. «El tío Roberto y la tía Clara son también siervos de Dios porque son misioneros. Pero yo solo tengo ocho años. ¿Cómo puede alguien de mi edad ser servidor de Dios?»
Los pensamientos de la niña fueron interrumpidos por la voz de su maestra.
—Por favor, ¿alguno de ustedes quisiera quedarse durante el primer recreo para ayudarme con la cartelera? —preguntó la señora Pesántez. A los niños les gustaba ayudar a su maestra, pero esta vez nadie se ofreció como voluntario. Jordán se moría de ganas de jugar con los otros niños, pero alguien tenía que ayudar a la señora Pesántez, así que ella levantó la mano.
Durante el almuerzo, Manuela le pidió a Jordán que la ayudara a memorizar sus palabras para la clase de ortografía. La niña miró a sus amigos riendo y platicando juntos, pero le dijo que sí y se sentó junto a Manuela para ayudarla.
Cuando Jordán llegó a la casa, su madre sintió alivio al verla.
—Hugo está dormido y necesito que te quedes con él mientras llevo a Olguita al consultorio del médico. Está con fiebre —explicó mamá—. La señora Acosta me dijo que llevara a Hugo a la casa de los vecinos si se despierta.
Jordán asintió, feliz de poder hacer algo para ayudar.
Esa noche, después de la cena, Jordán lavó los platos y después cargó a Olguita mientras su madre hacía dormir a Hugo. Cuando los dos pequeños estuvieron dormidos y los juguetes, arreglados, Jordán decidió hacerle a su mamá la pregunta que había estado todo el día en su mente:
—Mamá, ¿cómo puedo servir a Dios? Papá es pastor, el tío Roberto y la tía Clara son misioneros, y tú eres la directora del coro de la iglesia, pero yo no soy nada. ¿Qué puede hacer alguien de mi edad para servir a Jesús?
La madre abrazó a su hija.
—Oh, hijita, corazón, ¡tú sí estás sirviendo al Señor! La Biblia dice que una manera de servir a Jesús es al servir a otras personas. Cuando ayudas con las tareas de la casa y a cuidar de tus hermanitos, ¡sirves a Jesús!
Jordán quedó sorprendida.
—¿En serio?
Mamá asintió.
—Jesús nos sirvió al hacerse humano y morir por nuestros pecados. Él lo hizo porque nos ama, y cuando servimos a las demás personas como respuesta a Su amor, Lo estamos sirviendo.
Jordán sonrió y pensó: «¡Supongo que sí puedo ser una servidora de Dios después de todo!
BARBARA J. WESTBERG
SIRVE A JESÚS AL SERVIR A OTROS
VERSÍCULO CLAVE: MATEO 25:40
EN VERDAD LES DIGO [JESÚS] QUE EN CUANTO LO HICIERON A UNO DE ESTOS HERMANOS MÍOS, AUN A LOS MÁS PEQUEÑOS, A MÍ LO HICIERON.
¿Quieres servir a Jesús? ¿Crees que eres demasiado joven para ser Su siervo? Te equivocas. Puedes servir al Señor al hacer cosas por otros. ¿Qué podrías hacer para alguien en este día? ¿Puedes ayudar con las tareas de la casa? ¿Limpiar la casa de alguien? ¿Leer una historia a un niño pequeño? Cuando sirves a otros por amor a Jesús, Lo estás sirviendo.
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