Un trapo sucio

“Mamá”, dijo David mientras restregaba el automóvil.  “¿Puedo hacerte una pregunta?”

“No sé… ¿Puedes?”, contestó su madre con una sonrisa juguetona.

“¡Mamá, esto es serio!”, clamó David.

“Está bien, lo siento”, expresó su madre.  “¡Dime!”

“Jacobo y yo estuvimos hablando hoy sobre el cielo y él dijo que cree que las cosas buenas que ha hecho serán suficientes para llevarlo allá”, le contó el niño.  “Yo pensaba que solo Jesús podía llevarnos al cielo.  ¿Quién tiene la razón?”

Mamá dejó a un lado la esponja que estaba usando para lavar las ventanas del carro.  “Me alegra que hayas preguntado, hijo.  Es importantísimo que entendamos cómo funciona la salvación.  La única manera en que podemos ser salvos del pecado y tener vida eterna es a través de Jesucristo.  Hacer buenas obras no nos llevarán allá.  Puedo explicar más, pero primero, ¿me pasarías ese trapo que está allá junto a la manguera?”  David fue a traer rápidamente el trapo rasgado y sucio, y esperó más instrucciones.  “Ahora limpia el automóvil con ese trapo”, le indicó su madre.

“¿Qué?”  David miró fijamente el trapo lleno de mugre.  “¡Mamá, esta cosa está asquerosa!  Debemos usar un trapo limpio para lavar el carro”.

“¡Tienes toda la razón!”, afirmó mamá.  “Si trataras de lavar un automóvil sucio con un trapo mugriento, no quedaría limpio. Lo mismo pasa con la salvación.  Nuestras buenas obras salen de nuestros corazones humanos, que están sucios con el pecado y la maldad.  Por lo tanto, cuando tomamos nuestras obras, que están sucias, y tratamos de limpiarnos con ellas, ¿podemos quedar sin mugre?”

“No podemos”, respondió lentamente David.

“Ahora, si la historia terminara ahí, no tendríamos ninguna esperanza.  Pero Jesús, que nunca pecó, no tenía manchas y, por lo tanto, era capaz de limpiar nuestros mugrientos corazones al morir por nuestros pecados en la cruz, para que podamos tener Su bondad.  Eso es la salvación”.

“Está bien, creo que lo entiendo.  Nuestras propias obras no pueden salvarnos, pero Jesús sí puede.  Pero, mamá, ¿por qué necesitamos que nos limpien, para empezar?”, preguntó el niño.

“Porque Dios es santo y perfecto”, respondió la madre.  “No puede haber pecado en Su presencia, así que debemos estar limpios para tener vida eterna con Él”.

“Y por eso debemos confiar en Jesús”, agregó David.  “Para que Él pueda limpiar nuestros pecados”.

“Exactamente”, sonrió mamá.  “¡Ahora pásame un trapo limpio y lavemos este automóvil!”  —  NATALIE CROWE

SOLO JESÚS PUEDE SALVARNOS

VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 2:8-9

PORQUE POR GRACIA USTEDES HAN SIDO SALVADOS POR MEDIO DE LA FE, Y ESTO NO PROCEDE DE USTEDES, SINO QUE ES DON DE DIOS; NO POR OBRAS, PARA QUE NADIE SE GLORÍE.

¿Crees que tus buenas obras te llevarán al cielo?  No lo harán.  Tratar de hacernos buenos cuando nuestros corazones están llenos de pecado es como tratar de limpiar algo con un trapo sucio: no funciona.  Necesitas a Jesús, el perfecto Hijo de Dios, para que te salve.  Él tomó el castigo de tu pecado para que puedas quedar limpio.  Solo puedes tener vida eterna al confiar en Él.  (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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