Un rompecabezas armado con paciencia

—Eso no va ahí, Jamar —le reprendió Aisha, quitándole la pieza del rompecabezas a su hermano pequeño—. Ponla acá —ella le mostró a Jamar cómo usar la pieza para completar el pez naranja. Sin embargo, en lugar de hacer lo que Aisha le dijo, Jamar se me metió la pieza en la boca. Las babas le bajaban por su quijada.

—¡Deja de hacer eso! —exclamó la hermana mayor—. Vas a arruinar el rompecabezas —Aisha le quitó por la fuerza la pieza y la ubicó en su lugar. Estaba comenzando a arrepentirse de haber aceptado jugar con Jamar. A veces, ese pequeñín podía ser una verdadera piedra en el zapato.

—Ten paciencia, hija —indicó su madre, que los estaba observando desde la puerta—. Después de todo, solo tiene dos años.

—Pero esto se está tomando siglos —se quejó Aisha—. Mejor lo hago yo misma —ella tomó otras dos piezas de madera y comenzó a armar sola el rompecabezas.

Mamá entró en la habitación y se sentó junto a ellos.

—Dale otra oportunidad, hija —le pidió.

Aisha no entendía para qué, pero le entregó una pieza a su hermano.

—Pon esta pieza aquí, Jamar —le enseñó.

Al principio, el pequeño sostuvo la pieza al revés y luego patas arriba. Pero un momento más tarde la volteó y la puso en su lugar. Aisha aplaudió, emocionada.

—¡Buen trabajo, Jamar! —el hermanito menor sonrió con orgullo.

Aisha se olvidó por un momento de que estaba frustrada con su hermano pequeño y juntos terminaron el rompecabezas. Tan pronto como terminaron, Jamar perdió el interés y se fue caminando para ir a jugar con sus bloques.

—¿Sabes? —comentó mamá—. Al observarte con Jamar me acordé de cómo a veces me siento con Dios.

—¿En serio?

—Me siento impaciente cuando las cosas en mi vida no cambian tan rápidamente como quisiera —explicó su madre—. Puede ser difícil esperar Sus respuestas en lugar de tratar de forzar las cosas a mi manera. Pero podemos confiarle el resultado final a Dios.

Mamá miró el rompecabezas terminado. Aisha sonrió al ver la colorida imagen de la vida en el fondo del mar. Las piezas todavía estaban un poco mojadas por haber pasado por la boca de Jamar, pero se veía mucho mejor que el montón de piezas desordenadas que había antes.

—A pesar de que no siempre seamos pacientes, Dios sí es paciente con nosotros —aseguró mamá—. Él está obrando pacientemente en nuestros corazones para hacernos más como Jesús, y podemos confiar en que Él hará que todas las piezas de nuestra vida encajen en el lugar correcto.

CHRISTA HOGAN

PRACTICA LA PACIENCIA

VERSÍCULO CLAVE: ECLESIASTÉS 7:8

MEJOR ES EL FIN DE UN ASUNTO QUE SU COMIENZO; MEJOR ES LA PACIENCIA DE ESPÍRITU QUE LA ARROGANCIA DE ESPÍRITU.

¿Te cuesta ser paciente? Aun los adultos tienen a veces este problema. Pero la paciencia es importante en la vida y en nuestra fe. Dios nos ama y siempre está obrando, aun si no podemos ver lo que Él está haciendo. El Señor es paciente con nosotros mientras crecemos, y podemos confiar en que el resultado final hará que haya valido la pena la espera.

Clave de Hoy
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