Un pizarrón en blanco
—¡Mira lo que conseguí en la fiesta de cumpleaños de Avani, Axel! —Olivia sacó una pizarra mágica de una bolsa de malla y empezó a hacer dibujitos en él mientras regresaban a su casa en el automóvil—. Ahora, mira —dijo mientras levantaba la hoja de plástico—. ¡Mira! Desapareció todo lo que escribí —cuando Olivia hablaba, su hermano simplemente veía fijamente por la ventana.
—¿Pasa algo, Axel? —preguntó su madre.
—No —el niño volvió a sumergirse en el silencio.
«Ahora acabas de decir otra mentira», le dijo su conciencia. «Ya son dos».
Axel suspiró profundamente. «No importa. Era una mentirita tan pequeña», discutió con su conciencia… pero no pudo ganar la discusión.
—A… ayer le dije a papá una mentira —soltó abruptamente Axel—. Yo fui el que abolló su automóvil. Lo golpeé con mi bate de béisbol cuando estaba bateando en el jardín con Jasón. Y yo le dije que fue él.
Su madre se quedó en silencio por un momento.
—Siento mucho que haya pasado eso —expresó con delicadeza—. ¿Qué vas a hacer con esa mentira?
Olivia estaba ocupada con su pizarrón mágico y no prestaba atención a la conversación.
—¡Miren lo que hice! —exclamó—. ¡Puse la cola de un gato en el conejo! —la niña rio—. ¡Ups! La voy a borrar para comenzar de nuevo —nuevamente, la niña levantó la hoja de plástico y, como por arte de magia, su dibujo del conejo con la cola larga desapareció.
Mamá sonrió y volvió a hablar con Axel.
—Todos hemos pecado y eso es parecido a hacer mal un dibujo en un pizarrón mágico. Cuando confiamos en Jesús como nuestro Salvador, Él borra todo nuestro pecado. Pero cuando hacemos algo malo, no puede parecer que nuestros pizarrones, es decir, nuestros corazones ya no están limpios. Eso impide que disfrutemos nuestra relación con Dios y a veces con las demás personas, en este caso, con tu papá. Cuéntales al Señor y a tu padre lo que acabas de contarme. Pídeles perdón y dale gracias a Dios por dejar el pizarrón en blanco.
—Está bien —afirmó Axel con un suspiro—. Pero papá me advirtió sobre mentir. Estoy seguro de que no me dirá que todo está bien.
—No, pero te perdonará y tú tendrás la conciencia limpia —explicó mamá—. Acepta la disciplina que él te dé y aprende de ella.
Olivia acarició la hoja de plástico.
—Esta vez lo haré bien.
—Yo también, Olivia —indicó Axel—. Yo también.
BARBARA J. WESTBERG
CONFIESA EL PECADO
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 32:5 (NTV)
FINALMENTE TE CONFESÉ TODOS MIS PECADOS Y YA NO INTENTÉ OCULTAR MI CULPA… ¡Y TÚ ME PERDONASTE!!
¿Has dicho una mentira? ¿Has hecho trampa? ¿Te has burlado de alguien? ¿Desobedecido? Confiésale ese pecado a Jesús y Él te perdonará. Dale gracias porque te da un pizarrón en blanco, es decir, un corazón limpio, y por Su Espíritu Santo, que redarguye a tu consciencia cada vez que haces algo malo. Si lo que hiciste afecta a otra persona, pídele perdón también. Dale gracias a Dios porque la comunión con Él y con los demás queda restaurada cuando confiesas tu pecado y pides perdón.
Leave a Reply
Want to join the discussion?Feel free to contribute!