Un hogar para siempre
“¡Mamá!”, gimió Santiago. “Tengo que escribir un reporte sobre cómo vivían los nativos norteamericanos hace muchos siglos. ¡Me olvidé por completo de que tengo que entregarlo mañana!”
“Bueno, empieza a investigar para tu tarea”, le sugirió su madre. “Yo te traeré algo de comer. ¿Qué tal unas zanahorias con salsa?”
Santiago suspiró. “Bueno, gracias”. El niño se sentó en la computadora y empezó a navegar por diferentes sitios web. “Oye, mamá, escucha esto”, dijo unos minutos después. “Aquí dice que no todas las casas de los nativos norteamericanos eran iguales”.
Su madre asintió. “Eso probablemente se debe a que la gente vivía en muchos lugares diferentes y no todos tenían el mismo entorno ni estilo de vida”, respondió mientras echaba un poco de salsa en un plato hondo.
“Sí. Las tribus que vivían en las llanuras, como los Pies Negros o Lakota, vivían en tipis hechos de pieles de búfalos. Así podían doblar sus tiendas y seguir a las manadas de búfalos”, informó Santiago. “El pueblo Algonquino, que vivía en los bosques, tenía cabañas con techos redondos llamadas wigwam. Normalmente las cubrían con la corteza de los árboles. Y, en el desierto, el pueblo Navajo vivía en chozas que estaban cubiertas de tierra”.
“Los distintos dipos de casas suplían sus diferentes necesidades”, observó mamá. “¿Eso no te recuerda al lugar que Jesús dijo que iba a preparar para nosotros?”
“Bueno, ahora que lo mencionas, sí. Jesús está preparando un lugar para nosotros en la casa de Su Padre. Ese es el cielo, ¿verdad?”
“Así es”, afirmó su madre. “Y el lugar que Él nos prepare será perfecto. La Biblia dice que, cuando Jesús regrese, Él creará un nuevo cielo y una nueva tierra. Borrará el pecado para siempre y hará nuevas todas las cosas”. Mamá puso las zanahorias con salsa sobre la mesa. “Los nativos norteamericanos construyeron el tipo de casa preciso para sus diversas necesidades. Pero las casas terrenales son temporales. ¡El hogar que Jesús nos prepara será para siempre!”
“En la Biblia, Él menciona unas mansiones”, comentó Santiago. “¡Sería genial vivir en una mansión!”
“Algunas traducciones no usan la palabra «mansiones», pero el lugar que Jesús está preparando será un hogar maravilloso”, aseguró mamá. Luego rio. “¡Y no tendremos que hacer pagos mensuales para vivir ahí!”
Santiago sonrió. “Porque Jesús pagó el precio por nosotros”. — JO HEBERT
JESÚS ESTÁ PREPARANDO UN HOGAR ETERNO
VERSÍCULO CLAVE: JUAN 14:3 (PDT)
Y SI VOY Y PREPARO UN LUGAR PARA USTEDES, REGRESARÉ. LOS LLEVARÉ CONMIGO PARA QUE ESTÉN DONDE ESTOY YO.
¿Cómo es tu hogar? Tal vez vives en un apartamento, en una casa de ladrillos o en otro lugar. A lo mejor tengas un cuarto para ti o compartes tu habitación con tus hermanos. Quizá tu mamá y tu papá vivan contigo… o tal vez, no. Dale gracias a Dios por proveer un hogar para ti aquí en la tierra, pero no te olvides que es solo temporal. Si conoces a Jesús, un día vivirás en el hogar eterno que Él ha preparado para ti. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
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