Un gran sacrificio

Dalia fijó su mirada en la vitrina de una tienda de arte, donde había un cuadro de dos manos unidas en oración.  “¿Para qué pintaría un artista esas manos, mamá?”

“Ese es un cuadro muy famoso”, explicó su madre.  “Hace poco leí un artículo sobre eso.  El nombre del artista era Albrecht Durer, y se cree que pintó las manos de alguien muy especial para él.  No todos están de acuerdo en la persona a quien pertenecen esas manos, pero este artículo afirmaba que se trataba de su hermano”.

“¿Y por qué quiso pintar las manos de su hermano, en vez de su cara?”, preguntó Dalia.

“Según el artículo, Albrecht Durer nació en una familia muy pobre.  Tanto él como su hermano soñaban con llegar a ser artistas, y decidieron juntos que uno de ellos estudiaría arte mientras el otro trabajaba para mantenerlo.  Luego cambiarían de lugar, y el otro se iría a estudiar arte.  Lanzaron una moneda para ver quién iría primero a estudiar y Albrecht ganó.  Su hermano trabajó muy duro, probablemente en las minas, mientras Albrecht estudiaba.  Cuando Albrecht terminó sus estudios, ya era bien conocido”.

“¡Qué genial!”, exclamó Dalia.  “¿Su hermano también se convirtió en un buen artista?”

Su madre negó con la cabeza.  “Para entonces, sus dedos estaban rígidos y ásperos por su duro trabajo, y tenía artritis en su mano derecha.  Ya no podía pintar.  Para Albrecht, esas manos sacrificiales eran hermosas, así que las pintó para rendir homenaje a su hermano”.

“¡Guau!  Espero que haya ayudado también de otras maneras a su hermano”, comentó Dalia.  “Después de todo, su hermano sacrificó su propio sueño para apoyarlo”.

“Sí”, afirmó mamá.  “Esto m recuerda a otras manos, las manos de alguien que hizo un sacrificio aun mayor por nosotros”.

“Te refieres a las manos de Jesús, ¿verdad?”

Su madre asintió.  “Él dio su vida por nosotros para que nuestros pecados puedan ser perdonados.  Sus manos llevan la marca de los clavos que lo sostuvieron en la cruz para que podamos ser salvos y tener vida eterna.  Puesto que confiamos en Jesús, Él nos ha hecho libres del pecado, para que podamos vivir para servirle”.  ELZENA A. ARGUELLO

SIRVE A JESÚS CON ALEGRÍA

VERSÍCULO CLAVE: 1 SAMUEL 12:24

TEMAN AL SEÑOR Y SÍRVANLE EN VERDAD CON TODO SU CORAZÓN; PUES HAN VISTO CUÁN GRANDES COSAS HA HECHO POR USTEDES.  

¿Te has dado cuenta de cuánto sacrificó Jesús para salvarte del pecado?  Él dejó la gloria del cielo y bajó para vivir en este mundo pecador como un ser humano.  Después fue a la cruz, donde sufrió y murió para tomar el castigo por tus pecados.  Dale gracias a Dios por todo lo que ha hecho por ti, y confía en que Jesús te ayudará a servirle fielmente.

Clave de Hoy
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