Un día muy malo

Gastón se sentó junto a su papá en el sillón y suspiró.  “¿Hay algo que te molesta?”, preguntó el padre.

“Tuve un mal día en la escuela”, contestó Gastón en voz baja.

“Lo siento”, expresó papá.  “¿Quieres contarme qué pasó?”

“Bueno, de camino a la escuela, un niño en el bus me lanzó un chicle y se quedó pegado en mi cabello”, comentó Gastón.  “¡Nuestro director tuvo que usar un cubo de hielo para despegarlo!”

“Y supongo que eso causó que llegaras tarde a clases”, afirmó su padre.

Gastón asintió.  “Sí, entonces, antes de salir al recreo, tenía que terminar la tarea que me perdí por llegar tarde y no llegué a tiempo para comer con mis amigos.  Entonces me senté solo en una mesa”.

“Siento mucho escuchar eso”, dijo papá.

Gastón se encogió de hombros.  “Después de la escuela, solo quería llegar a casa, así que tomé mis cosas y salí al autobús.  Pero cuando llegué, me di cuenta de que dejé una tarea que es para mañana en mi casillero de la escuela.  Ahora probablemente me bajarán puntos por entregar tarde el trabajo”.  El niño frunció el ceño.  “Fue un día terrible”.

“¿Quieres saber qué hago cuando tengo un mal día?”, preguntó papá.

El niño miró a su padre.  “¿Le cuentas a mamá las cosas?”

“Sí, esa es una de las cosas que hago y sí me ayuda”, respondió su padre.  “¿No crees que compartir de tu día conmigo te hizo sentir un poquito mejor?”

“Un poquito, pero ¿qué más haces?”, preguntó Gastón.

“También comparto mis problemas con otra persona… los comparto con Jesús”, respondió papá.  “Jesús sabe lo que se siente cuando uno tiene un mal día: Él experimentó el peor día de todos, cuando sufrió y murió por nuestros pecados.  Pero también estuvo dispuesto a hacerlo, para que un día podamos ser libres de los días malos, de una vez y para siempre, y que vivamos con Él por la eternidad.  Siempre me siento mejor cuando platico con Jesús y recuerdo estas cosas”.  Papá sonrió a su hijo.  “También puedes hablar con Él.  Jesús te ama y le importa lo que estás pasando.  ¿No quieres contarle todas las cosas que te sucedieron hoy?’

Gastón asintió.  “Será mejor que empiece ahora mismo… ¡Tengo mucho qué contarle!”  —  VERONICA R. GUERRIERO

HABLA CON JESÚS DE TUS PROBLEMAS

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 86:7

EN EL DÍA DE LA ANGUSTIA TE INVOCARÉ, PORQUE TÚ ME RESPONDERÁS.

Cuando tienes un mal día, ¿conversas con alguien sobre eso?  Normalmente ayuda compartir tus problemas con uno de tus padres o un amigo.  Jesús quiere oír sobre lo que te ha estado molestando.  Puedes conversar con Él en cualquier momento y Él te escuchará, te ayudará con tus problemas.  Dios no siempre hará que tus problemas desaparezcan, pero te recordará cuánto te ama.  Él te ayudará a saber cómo manejar los problemas.

Clave de Hoy
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