Un banquete del corazón

Amelia rodó con cuidado hacia su costado, tratando de ponerse un poco más cómoda.  Al menos se sentía un poquito mejor que antes.

Un golpe delicado sonó en su puerta, y papá entró.  “¿Crees que puedes tomar un poquito de sopa?”, preguntó.  Amelia hizo un gesto negativo.  “Siento mucho que tengas que perderte la fiesta de Nieves”, expresó su papá.

“Yo también”, murmuró Amelia, “pero le dije a Nieves que ella podría venir acá el próximo fin de semana.  Podríamos tener una celebración de cumpleaños atrasada, solo las dos”.  Amelia se acostó boa arriba.  “Papá, ¿podrías traerme otra cobija?  Tengo frío”.

“Claro, corazón”, contestó papá.  “Aquí tienes”.

Amelia sonrió mientras su papá la cubría hasta la quijada.  “Me alegra que te hayas quedado en casa y no te hayas ido a trabajar para cuidar de mí hoy.  Cuando me sienta mejor, ¿podemos jugar?”

“Esa es una muy buena idea”.  El padre se sentó al borde de la cama.  “¿Sabes qué, corazón?  Aprecio que no estés molesta porque te perdiste la fiesta de Nieves.  Su mamá siempre cocina un banquete para todos los chicos y yo sé cuánto lo disfrutas”.

“Sí”, suspiró Amelia, “pero hoy no me da ganas de nada”.

“Bueno, tú y yo tendremos un banquete, aquí en la casa”.

Amelia abrió sus ojos, sorprendida.  “¿Un banquete?  Pero ahora no puedo comer nada y lo único que me trajiste es sopa.  ¡Ese no es un banquete!”

“No me refiero a un banquete físico”, señaló el papá.  “Es un banquete espiritual.  La Biblia dice que, cuando tenemos un corazón alegre, tenemos un banquete continuo.  Cuando recordamos la esperanza que tenemos en Jesús, incluso en los días malos, tenemos un banquete de Su bondad y Su gracia, y eso impacta nuestra actitud y la forma en que reaccionamos cuando las cosas no salen como queremos.  Podemos tener gozo, incluso en los momentos difíciles, porque sabemos que Él nos ha salvado y siempre está con nosotros, que Él regresará algún día para hacer nuevas todas las cosas.  Eso incluye darnos nuevos cuerpos que nunca se van a enfermar”.

Amalia puso la cabeza sobre la almohada y suspiró.  “¡Ya quiero que llegue ese día!”

Papá ajustó la cobija de Amalia y apagó la luz.  “Ahora descansa un poco.  En menos de lo que crees, vas a poder darle a tu estómago su banquete”.MARY  F. WATKINS

CONFÍA EN JESÚS, INCLUSO EN LOS MOMENTOS DIFÍCILES

VERSÍCULO CLAVE: PROVERBIOS 15:15

EL DE CORAZÓN ALEGRE TIENE UN BANQUETE CONTINUO.

¿Tienes un banquete hoy?  No es divertido cuando estamos enfermos o tenemos que lidiar con otras cosas difíciles.  En momentos así, probablemente no te describirías como una persona con un corazón alegre.  Pero si te enfocas en Jesús, en Su gracia y Sus promesas, incluso cuando haya decepciones, Él puede ayudarte a mantener una actitud alegre.  Eso te dará a ti, y a las personas que te rodean, un banquete diferente: una sensación de gozo, a pesar de las circunstancias.

Clave de Hoy
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