Traslpantado

Gerardo suspiró al ver las cajas sin abrir que estaban apiladas en las paredes.

—¿Estás cansado de abrir cajas? —le preguntó su madre, dando un paso atrás para analizar el cuadro que acababa de colgar.

—No, solo es que… quisiera que no nos hubiéramos mudado —se quejó Gerardo.

Mamá dejó a un lado el martillo.  —Sé que es difícil para ti, pero una vez que estemos bien establecidos, estoy segura de que te encantará vivir aquí.

—No conozco a nadie en este lugar.  Soy un extraño en la escuela, en la iglesia y… ¡en todos lados! —aseguró Gerardo mientras su madre levantaba una planta.  Las hojas de la plantita descansaban en el borde de la maceta.  Al niño le recordaba cómo las orejas de su perrita quedaban colgadas a los lados de su plato mientras tomaba agua.  —Esa planta tampoco se ve contenta —opinó—.  Se ve decaída.

—Tienes razón, se ve así.  Es una violeta africana y se encuentra en estado de shock porque fue trasplantada.  Le cambié de maceta hace unos días, pero… —Mamá sonrió—.  Me tiene a mí y yo la cuidaré.  Pronto echará raíces en la nueva tierra y recibirá la alimentación que necesita.  Con el tiempo, incluso empezará a florecer.  Y estoy segura de que tú también lo harás.

—No creo que me esté yendo bien, para nada —comentó Gerardo.

—Ser trasplantados y comenzar desde cero es difícil —afirmó la madre—.  Pero, así como mi planta, tienes alguien que te cuida, alguien que lo hace mejor de lo que yo pudiera hacerlo.

Gerardo frunció el ceño.  —Te refieres a Dios, ¿verdad?

Mamá asintió.  —Jesús te trajo aquí y cuidará de ti.  Él te dará la fuerza que necesitas para ajustarte a la mudanza y conocer a gente nueva.

El niño se encogió de hombros.  —Creo que sigo en estado de shock —.  El niño se puso de pie y se estiró.  —Voy a sacar a Bailey a correr.

Mientras Gerardo caminaba con su perrita, las largas orejas de Bailey se agitaban con cada paso.  La mascota se veía feliz por haber salido de la casa, al igual que su amo.  En la esquina, un niño de la edad de Gerardo estaba esperando que el semáforo cambiara.  —Hola —saludó—.  ¿Hay algún parque por aquí?

—Sí, hay uno a dos cuadras, te mostraré dónde queda —respondió el niño. 

Un sentimiento de calidez creció en el interior de Gerardo mientras caminaba y platicaba con el niño.  «Jesús me está cuidando», pensó.  «Me está dando esas fuerzas de las que me habló mamá».  —CAROLYN L. KRIDIOTIS

DIOS TE AYUDA CUANDO PASAS POR CAMBIOS

VERSÍCULO CLAVE: ECLESIASTÉS 3:11 (NVI)

DIOS HIZO TODO HERMOSO EN SU MOMENTO.

¿Alguna vez has sido trasplantado?  Puede ser difícil ajustarse a una nueva situación, pero Jesús promete que cuidará de ti.  Recuerda que Él está contigo mientras conoces a personas nuevas en tu vecindario, cuando asistes a tus nuevas clases o te unes a un nuevo equipo deportivo.  Confía en que Jesús te dará valentía y fuerzas mientras de ajustas a tu nuevo ambiente, y te ayudará a florecer en el nuevo lugar en el que te ha plantado.

Clave de Hoy
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