Todavía canto

«Es tan dulce confiar en Jesús, saber que cumplirá Sus promesas…»  Las palabras de la canción flotaban por las gradas, invadiendo en sueño de Horacio.  El niño bostezó y se acomodó con un quejido.  Su abuela estaba cantando, como todas las mañanas.  Mientras su voz resonaba, unas lágrimas se escaparon de los ojos de Horacio y dejaron dos gotitas en su almohada.  «¿Cómo puede la abuela estar cantando?», se preguntó.  «¿No está triste porque mi abuelito murió?»

Un poco más tarde, mientras el niño comía su desayuno, le hizo esa pregunta:

—Abuena, ¿cómo pudiste cantar esta mañana?  A mí no me dan ganas de cantar.  Extraño mucho a mi abuelo.

La abuela se limpió una lágrima de su ojo.

—Yo también extraño a tu abuelito, pero cantar sobre el Señor consuela mi corazón.  Me recuerda que Jesús está siempre conmigo… aun en los momentos difíciles.

—Pero el abuelo murió —dijo apresuradamente Horacio—.  Ayer tuvimos su funeral.

—Lo sé —contestó la abuela con delicadeza—.  Pero también sé que tu abuelito no quisiera que yo dejara de cantar.  Él está finalmente experimentando el gozo de ver a Jesús cara a cara y querría que yo también recuerde el gozo que tengo en Jesús.

—¿Crees que el abuelo esté cantando ahora mismo? —preguntó Horacio en voz baja.

La abuela sonrió.

—¡Qué mejor lugar para cantar que en la presencia de Jesús! —ella se sentó junto a su nieto—.  Tu abuelito siempre decía que cantar himnos le ayudaba a sentir el amor y la paz de Dios.  A mí me pasa lo mismo cuando canto.  Hay tantas canciones que me ayudan a recordar que Dios es verdaderamente bueno y que Él tiene el control.  La muerte es terrible y siento mucho dolor porque me quedé sola y extraño mucho a tu abuelo.  Pero todavía puedo cantar porque sé que Jesús conquistó a la muerte cuando murió y resucitó.  Y debido a que el abuelo confiaba en Jesús, ¡también será levantado de entre los muertos algún día!

Cuando terminó de comer, Horacio se levantó de la mesa.

—Creo que voy a salir por un rato.

El niño salió al granero, se trepó al viejo tractor de su abuelo y pensó en lo que le había dicho su abuela.  Decidió tratar de entonar una de las estrofas de Sublime gracia que oía con frecuencia cantar a su abuelo.  «Y cuando en Sion por siglos mil brillando esté cual sol», cantó en voz baja, «yo cantaré por siempre allí, Su amor que me salvó».  Las lágrimas corrieron por sus mejillas.

—Amado Jesús —oró—, por favor, dile a mi abuelo que todavía canto.

BARBARA J. WESTBERG

CANTA AL SEÑOR

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 98:1

CANTEN AL SEÑOR UN CÁNTICO NUEVO, PORQUE HA HECHO MARAVILLAS.

¿Te gusta cantar?  Cantar es una excelente manera de recordar el gozo que tenemos en Jesús.  Sin embargo, es posible que sea más difícil cantar cuando atravesamos por momentos difíciles.  Pero aun en esos momentos, podemos recordar lo que Jesús ha hecho por nosotros y cantarle.  Él murió y resucitó para salvarnos, y promete que nos dará consuelo y paz.  Dios es tan bueno, ¡así que no dejes de cantar!

Clave de Hoy
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