Manos que ayudan

Carlos se quedó mirando fijamente por la ventana.  No podía dejar de pensar en el versículo bíblico que leyó el pastor Tadeo en la iglesia sobre ayudar a las personas necesitades.  El niño se dirigió a su padre:

—Papá, quisiera ayudar.

El padre levantó la mirada de su computadora.

—No te entiendo, hijo.

—El pastor Tadeo habló de escasez de alimentos en África y leyó un versículo sobre ayudar a las personas necesitadas —le contó Carlos—.  Los niños se acuestan con hambre… niños como yo y como Lucía.  Quisiera ayudar.

—¡Yo también! —exclamó Lucía.

Carlos suspiró.  Su hermanita era demasiado pequeña para entender.  Solo quería hacer cualquier cosa que él hiciera.

—¿Qué tal si vendemos pasteles o galletas? —sugirió Carlos—.  ¡El dinero podría servir para comprar una cabra o gallinas, que podrían proveer leche o huevos para toda una aldea!

—Esa es una excelente idea —afirmó papá.

Carlos sonrió.

—Voy a hacer nuestras famosas galletas de coco con chocolate.

—¡Yo también! —gritó Lucy, con las manos levantadas—.  ¡Voy por mi delantal!

Carlos refunfuñó mientras su hermana salía de la cocina dando brincos.

—¡Papá!  Dile a Lucía que no puede ayudar.

—¿Por qué no? —preguntó su padre.

—Porque es muy pequeña.  ¡Ella nunca ayuda de verdad, papá!  Arruinará todo.

—No es la mejor ayuda, ¿cierto? —el padre guiñó el ojo—.  Eso me recuerda a alguien.  ¿Te acuerdas de la primera vez que horneamos juntos nuestras famosas galletas de coco con chocolate?

—Sí, ¡me dejaste añadir el coco! —Carlos arrugó su nariz—.  Oh… mi única tarea fue añadir el coco.

Papá rio.

—En ese tiempo fuiste de gran ayuda.  Hijo, Dios no necesita en realidad nuestra ayuda para alimentar a los pobres.  ¡Él es Dios y puede hacer cualquier cosa!  Pero desea incluirnos en Su trabajo porque somos Sus hijos y podemos guiar a otros hacia Jesús.  Y a veces los que necesitan las manos que ayudan están más cerca de lo que creemos.  En ocasiones es alguien como tu hermana, que quiere ser incluida y ayudar a otros también.

Lucy entró corriendo en la cocina, usando su delantal rosado con morado.

—¡Estoy lista!  ¿Cuál es mi tarea, Carlos?

El niño la llevó al mesón de la cocina.

—¿Qué te parece si añades el coco?

Lucía gritó de emoción.

—¡Sí!

Carlos sonrió.

—Vayamos a lavarnos las manos.

MARIA ANTONIA

AYUDA A QUIENES PASAN NECESIDAD

VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 13:16 (NTV)

Y NO SE OLVIDEN DE HACER EL BIEN NI DE COMPARTIR LO QUE TIENEN CON QUIENES PASAN NECESIDAD. ESTOS SON LOS SACRIFICIOS QUE LE AGRADAN A DIOS.

¿Quieres ayudar a otros?  ¡Qué bien!  Aunque Dios es Todopoderoso y realmente no necesita nuestras manos que ayudan, Él quiere incluirnos en Su obra porque somos parte de Su familia.  Cuando ayudamos a otros y cuidamos de ellos, les demostramos el amor de Jesús.  Entonces, si ayudas a alimentar a los hambrientos o simplemente muestras paciencia a otra persona, lo haces para Jesús.

Clave de Hoy
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