Tal como lo prometió
—¿Por qué le prometimos a la señora Mendieta que cuidaríamos su huerto? —le preguntó Tomás a su hermana desde la tierra donde estaban sembrados los guisantes—. No terminaremos nunca.
Betania, quien estaba arrancando las malas hierbas en un sembrío de flores, levantó la mirada.
—Ella es nuestra vecina y nos pidió el favor. Es solo por una semana, para que pueda visitar a la familia de su hija y a su nietito recién nacido.
Tomás suspiró.
—¡Esto de regar y arrancar las malas hierbas nos tomará una eternidad! Creo que nunca vamos a acabar.
Betania negó con la cabeza.
—Hoy eres digno de tu nombre, Tomás, el que siempre duda.
El niño dejó de arrancar las malas hierbas.
—Solo estoy siendo sincero.
—Tomás, el sincero o Tomás, el que duda… a mí me suena igual —Betania se levantó y se sentó junto a su hermano, sobre el pasto—. ¿Recuerdas, en la Biblia, cuando Jesús murió en la cruz y resucitó de entre los muertos tres días después?
—Claro que sí —contestó Tomás—. Pero ¿qué tiene que ver con esto?
—Jesús les dijo a sus discípulos tres veces lo que Le iba a ocurrir. Pero ellos no podían entenderlo ni creerlo.
Tomás asintió.
—Eso sí sería difícil de entender.
—Después que Jesús hizo lo que había prometido y resucitó de entre los muertos, Él se apareció a Sus discípulos, pero Tomás no estaba ahí. Cuando los discípulos le contaron a Tomás la noticia, él respondió que no lo creería a menos que viera a Jesús con sus propios ojos. Tomás creyó solo después de haber visto a Jesús por sí mismo —explicó Betania.
—Recuerdo que Jesús le dijo a Tomás: «Tú crees porque me has visto. Dichosos los que no vieron, y sin embargo creyeron». Aprendimos ese versículo en la iglesia.
Betania asintió.
Cuando Tomás vio a Jesús, él supo sin lugar a duda que todo lo que el Señor había dicho de Sí mismo era absolutamente cierto. Jesús había hecho lo que Dios le envió a hacer: morir por nuestros pecados y después volver a la vida.
—Tal como lo prometió —agregó Tomás.
—Y podemos confiar en que Jesús cumplirá cada una de las promesas que nos ha hecho —aseguró Betania—. Incluso cuando nosotros no cumplamos con las nuestras.
—¿Crees que podremos cumplir con la promesa que le hicimos a la señora Mendieta? —preguntó Tomás.
—Espero que sí —respondió su hermana mayor—. Como creemos en Jesús, podemos confiar en que Él nos ayudará a cumplir nuestras promesas, tal como Él lo hace.
Tomás asintió y arrancó otra hierba mala.
—¡Solo dime Tomás, el sincero! — LYNDA BOUCHER
EL SEÑOR CUMPLE SUS PROMESAS
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 145:13 (NTV)
EL SEÑOR SIEMPRE CUMPLE SUS PROMESAS; ES BONDADOSO EN TODO LO QUE HACE.
¿Alguna vez has prometido que harías algo, pero no pudiste cumplir con tu palabra? La gente no siempre hace lo que dice, pero Jesús siempre cumple lo que promete. Y si fallamos en hacer lo que nos hemos propuesto, Jesús es paciente, lleno de gracia y misericordioso con nosotros. Puedes confiar en que Él cumplirá Sus promesas… y te ayudará también a que cumplas las tuyas.
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