Soldados de milicia

—¡Miren esta peluca tan genial! —exclamó Ana mientras junto con su padre y su hermano avanzaban por el museo, observando las vitrinas que mostraban artefactos del período de la Guerra Revolucionaria en los Estados Unidos—.  He visto cuadros en los que Jorge Washington usa una peluca como esta —la niña sonrió a su hermano—.  Te verías tan lindo con una peluca, Jeremías —bromeó—.  Deberías usar una así.

—¡Ni loco! —exclamó Jeremías, quien a su vez señaló una exposición de armas—.  ¡Esas sí son geniales!

Ana se encogió de hombros.

—Las pistolas no son geniales… ¡me dan miedo!

Jeremías leyó la información que estaba publicada en la exhibición.

—Muchos de los que pelearon por la libertad eran granjeros y comerciantes comunes —leyó en voz alta—.  Algunos de ellos pertenecían a un grupo llamado Minutemen o soldados de milicia, que era una pequeña fuerza seleccionada que tenía que ensamblarse rápidamente.  Estos primeros soldados tenían que estar listos y dispuestos a dejar sus hogares, negocios y familiares inmediatamente al ser notificados.  Generalmente eran los primeros en ir a una batalla y enfrentarse en combate.

—¡Guau! —expresó Ana cuando Jeremías terminó de leer—.  Eso debió ser difícil.  ¿No te alegra que ya no existan esos soldados de milicia, Jeremías?  A lo mejor tendrías que decidir si querías ser parte de un grupo así.

—De hecho, todos debemos tomar una decisión parecida —aseguró su padre.

—¿Te refieres a que tenemos que decidir si unirnos o no al ejército? —preguntó Jeremías.

—No, lo que quiero decir es que, como le pertenecemos a Jesús, Él usa a personas comunes y corrientes para servirlo —explicó papá—.  Deberíamos estar listos y dispuestos para seguirlo inmediatamente dondequiera que Él nos guíe, aun si eso implica que dejemos nuestros hogares, familia, amigos, trabajos o posesiones materiales.

—Eso es lo que hacen los misioneros cuando van a otros países —comentó Jeremías.

—Sí, así es —afirmó su padre—.  Y muchas veces declaran que el gozo de servir a Jesús es mucho más grande que los sacrificios que han hecho.  Pero no solo los misioneros deben estar listos para servir al Señor.  Jesús nos ha dado a cada uno de nosotros la misión de compartir las Buenas Nuevas de salvación con los demás.  Todos deberíamos estar listos para hacerlo en cualquier momento, ya sea que el Señor nos lleve a un lugar lejano o al frente de nuestra casa.

Jeremías sonrió.

—No importa dónde estemos, podemos ser soldados de milicia para Jesús.

Ana le dio un codazo a su hermano.

—¡Y soldadas también!

SANDRA L. ARDOIN

TIENES QUE ESTAR SIEMPRE LISTO PARA SEGUIR A JESÚS

VERSÍCULO CLAVE: JUAN 12:26 (NTV)

TODO EL QUE QUIERA SERVIRME DEBE SEGUIRME, PORQUE MIS SIERVOS TIENEN QUE ESTAR DONDE YO ESTOY.

¿Estás dispuesto a seguir a Jesús y servirlo dondequiera que Él te guíe?  No siempre es fácil, pero el Señor estará contigo y te empoderará donde vayas.  A lo mejor Dios te lleve a otro país para contarles a las personas que viven allá acerca de Él.  O quizá el Señor te anime a demostrar Su amor a uno de tus compañeros de clase que no sea tan popular, aun si luego se burlan de ti por eso.  Tienes que estar listo para servir a Jesús en cualquier forma en que Él te indique, porque sabes que el Señor te dará la fuerza y la valentía que necesites.

Clave de Hoy
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