Sin perder el gozo

“¿Cuándo vamos a comprar una máquina eléctrica para hacer helados?”, preguntó Reinaldo mientras él y su papá tomaban turnos para darle manivela al viejo aparato que tenían.

El padre sonrió.  “Cuando esta máquina vieja y fiel deje de hacer su trabajo.  Para mí, todo este trabajo es parte de hacer el helado”.

Durante el turno de Reinaldo en la manivela, este recordó los comentarios que hizo uno de los niños de la escuela.  “Papá, cuando eras niño, ¿alguna vez se burlaron de ti por ser cristiano?”

“A veces”, contestó su padre.  “Pero cuando era niño se burlaban de mí por muchas razones.  No tenía muchos amigos y era mejor en matemáticas que en los deportes, así que los demás niños se reían de mí.  Por lo menos, cuando me fastidiaban por ser cristiano, sentía que era por una causa que valía la pena… aunque igual era doloroso”.  Papá hizo una pausa.  “Mi padre solía recordarme que la Biblia nos dice que debemos regocijarnos en la persecución”.

“¿Eso quiere decir… que esté felices?”, preguntó Reinaldo.  “¿Aun cuando los demás niños se rían de mí?”

Su padre dijo que sí con la cabeza.  “Eso no significa que debes alegrarte porque sean crueles contigo.  Significa que el gozo verdadero no depende de lo que los demás piensen de nosotros, sino de lo que Dios piense de nosotros.  Y Él nos ama más de lo que podamos imaginar.  Nos ama tanto que envió a Su Hijo a morir por nosotros, para que podamos ser salvos”.

“Pero es difícil sentirme gozoso cuando los demás me están fastidiando”, confesó Reinaldo.  “Es mucho más duro que dar vuelta a esta manivela”.

“Sí”, afirmó papá mientras tomaba la manivela para tomar su turno, “pero Jesús siempre está aquí para ayudarnos, incluso en los momentos difíciles, y podemos estar gozosos por eso.  Jesús fue rechazado por las personas cuando murió en la cruz y Él nos dice que seremos rechazados por la gente también.  Pero Jesús estuvo dispuesto a sufrir y morir para que tengamos vida eterna con Él.  Saber esto es lo que nos trae gozo cuando afrontamos la persecución”.

El padre dejó de dar vuelta a la manivela.  “Es como este helado.  Saber lo delicioso que estará es lo que nos ayuda a seguir esforzándonos”.  Papá tomó un par de cucharas.  “Y creo que finalmente es hora de probarlo”, exclamó, pasándole una de las cucharas a su hijo.

Reinaldo se metió la cucharada de helado a la boca.  “¡Guau!  ¡Qué delicia!”  — BARBARA J. WESTBERG

BUSCA TU GOZO EN JESÚS

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 51:12

RESTITÚYEME EL GOZO DE TU SALVACIÓN, Y SOSTENME CON UN ESPÍRITU DE PODER.

¿Eres un cristiano con gozo?  A lo mejor estés lidiando con algo como enfermedad, una pérdida o incluso persecución, lo cual hace que sea difícil que sientas gozo.  Esas son situaciones difíciles.  A lo mejor necesites conversar con un adulto para que puedas obtener ayuda, pero puedes avanzar sin perder el gozo, incluso en momentos como este.  Cuando miras a Jesús y recuerdas Sus promesas, Él te llenará de Su gozo, incluso en tiempos de dificultad.

Clave de Hoy
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