Sin papá

Josué se puso las medias lentamente.  “Quisiera no tener que ir a la escuela”, pensó.  “Todos los chicos platican siempre de lo que hicieron con sus papás el fin de semana y otra vez quedaré fuera”.  Josué solía hablar sobre las cosas que él y su papá hacían juntos, pero ahora su padre se había ido.  Papá abandonó el hogar sin avisar y se mudó a otro estado.  Josué casi no lo veía.

Tal como Josué esperaba, los niños en la escuela contaron sobre sus actividades del fin de semana.  Algunos habían ido a acampar, y al niño le parecía como si todos hubieran hecho algo con sus papás.  Fingió que no le importaba.

Esa noche, cuando Josué se preparaba para ir a la cama, su corazón estaba cargado.  “Toda mi vida me han enseñado que la oración cambia las cosas”, pensó.  “Bueno, he orado muchísimo, pero nada ha cambiado.  Mi papá no ha regresado.  ¿Qué estoy haciendo mal?

El niño se puso de rodillas junto a su cama y empezó a orar otra vez, al principio tímidamente y después con más confianza.  Oró por su papá, por su mamá y por toda su familia.  Luego oró por sí mismo, expresándole a Dios cómo se sentía.  Por primera vez no solo le pidió a Dios que hiciera que su padre regresara a casa.  también pidió ayuda para aceptar el hecho de no tener ahí a su papá.  Oró para que Dios consolará a su mamá y a sus hermanas.

Cuando Josué se sentó en su cama, se sentía mucho más tranquilo y en paz, como no se había sentido en mucho tiempo.  “No debería sorprenderme”, pensó.  “Después de todo, ya que he confiado en Jesús, Dios es mi Padre celestial.  Mamá siempre me recuerda de versículos de la Biblia que dicen que Él es Padre de huérfanos.  Y no es que Él venga a jugar béisbol conmigo, pero sí cuida de mí… y puedo conversar con Dios cuando yo quiera”.

La siguiente vez que Josué oyó a los niños de su escuela platicar sobre sus papás, se recordó a sí mismo que también tenía un Padre, Dios, y que podía reírse de la broma que uno de sus amigos le había jugado a su papá.  Josué seguía echando de menos a su padre, pero tenía algo nuevo: una paz en su corazón que nació al saber que su Padre celestial estaba con él.  —  DEBORAH STATEN

DIOS ES NUESTRO PADRE CELESTIAL

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 10:14

TÚ [DIOS] HAS SIDO AMPARO DEL HUÉRFANO.

¿Eres miembro de una familia donde falta uno de los padres?  ¿Sientes un vacío en tu corazón?  Si conoces a Jesús como tu Salvador, Dios es tu Padre celestial y puedes contarle exactamente cómo te sientes.  Él cuida de ti y quiere darte paz.  Comparte tus temores y problemas con Dios.  Él entiende lo que estás pasando y siempre estará contigo para consolarte y suplir tus necesidades.

Clave de Hoy
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