Sin manchas
—Nuevo y mejorado —leyó la madre de Evita mientras tomaba una botella de líquido quitamanchas en el supermercado. Ella sonrió a su hija—. El otro día vi la publicidad en la televisión. Se supone que hace maravillas. Según la clienta satisfecha del comercial, quita hasta las manchas más difíciles.
—¿Podríamos probarlo en mi blusa azul? ¡Por favor! —pidió Evita—. Tiene esa mancha que no sale. Trato de esconderla con mi brazo, pero no siempre puedo mantenerlo en el lugar preciso para tapar la mancha. Quizá este líquido la podrá quitar.
—Bueno, no es barato —opinó mamá—. Pero está bien, supongo que podemos intentar. No te hagas muchas esperanzas. Solo porque escuchas algo en la televisión no significa que sea verdad.
Entonces llevaron el líquido quitamanchas a su hogar y, después de seguir cuidadosamente las instrucciones de la botella, Evita lavó la blusa. Se sintió muy decepcionada con los resultados.
—Creo que desperdiciamos el dinero en ese quitamanchas tan caro —ella negó con la cabeza—. ¡No puedo creerlo! Pueden lanzar cohetes al espacio, pero no encuentran la manera de quitar esta manchita de mi blusa.
Su madre rio.
—No, se han esforzado por lograrlo, pero han fallado —mamá se quedó pensativa mientras miraba la blusa—. ¿Sabes? Hay otra área en la todos los esfuerzos de la gente fallan.
—¿Cuál es, mamá? —preguntó Evita.
—Todos somos pecadores cuando nacemos y hacemos cosas malas… la mancha del pecado está en la vida de todas las personas —explicó su madre—. La gente a veces trata de esconderla al portarse bien. En ocasiones evitan que otros vean la mancha, ¡pero sigue ahí! No hay nada que una persona pueda hacer para quitar la mancha del pecado.
—No —expresó Evita—, pero sé que vas a decir que sí hay algo que puede lavar el pecado. Es la sangre de Jesús.
—Tienes razón —afirmó mamá—. Dios ofrece la salvación gratuitamente a todos los que admiten su necesidad de Jesús y confían en Él como su Salvador. Solo Jesús puede lavar nuestro pecado y limpiarnos.
Evita asintió.
—Y no tenemos que pagar ni un centavo por nuestra salvación. Jesús lo pagó todo cuando murió en la cruz para tomar el castigo que merecemos.
HAZEL W. MARETT
LA SANGRE DE JESÚS LAVA EL PECADO
VERSÍCULO CLAVE: APOCALIPSIS 1:5
JESUCRISTO… NOS AMA Y NOS LIBERTÓ DE NUESTROS PECADOS CON SU SANGRE.
¿Sabías que naciste pecador? Toda persona peca en contra de Dios al hacer cosas malas. ¿Tratas de cubrir tu pecado o de deshacerte de él por tus propios esfuerzos? Nunca podrás lograrlo. Solo la sangre de Jesús puede lavar el pecado. Si has tratado de esconder tu pecado con un buen comportamiento, admite hoy que has falado. Confía en Jesús y Él te limpiará. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
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