Sin defensas
“¡Hasta mañana, chicos!”, gritó Fernando, esquivando bolas de nieve mientras entraba corriendo por la puerta trasera.
“Parece que la batalla está encarnizada allá afuera”, comentó Álex, su hermano mayor.
“¡Sí!”, exclamó Fernando. “Mi trineo es un excelente escudo. Construí una reserva de bolas de nieve detrás de él, y ¡pum! ¡Nadie podía alcanzarme!”
“Entonces, ¿por qué te diste por vencido?”, preguntó Álex.
Sacándose su ropa para la nieve, Fernando suspiró. “Tengo que estudiar para un examen de Biblia mañana”, explicó. “A veces quisiera no recibir la educación en casa. Mamá me hace estudiar tantas historias bíblicas y memorizar tantos versículos. ¿De qué me servirá todo eso, a fin de cuentas?”
Álex empezó a hablar y luego se encogió de hombros. “Buena pregunta. ¿Por qué no te olvidas de eso? Los otros niños siguen ahí afuera. ¡Volvamos a la guerra de nieve!”
“¡Sí!” Fernando tomó su abrigo y se sentó para ponerse las botas.
“¡Espera!”, indicó Álex. “Ponerse toda esa ropa toma mucho tiempo. Salgamos así”.
“¿Solo con mis zapatos? ¿Sin botas, ni guantes, ni gorro? ¿Sin nada?”, preguntó Fernando, sorprendido.
“¿Para qué los necesitas? ¡Vamos!” Álex agarró el brazo de Fernando.
Las pelotas de nieve volaban por todas partes mientras Álex guiaba al niño sin botas y sin abrigo en medio de la pelea. El hermano mayor se esquivó justo a tiempo para que Fernando fuera bombardeado con una enorme bola de nieve en su espalda.
“¡Oh!”, chilló el niño. “¡Necesito mi trineo, Álex! ¡Y me estoy congelando! ¡Estás loco!” Fernando corrió a la puerta y su hermano lo siguió de cerca. “¿Por qué me haces esto?”, demandó Fernando cuando estuvieron adentro. “¡Es absurdo salir sin que nada me proteja del frío y de las bolas de nieve!”
Álex asintió. “Nunca querrías salir a una guerra de nieve sin protección, sin tus botas, gorro, trineo y demás. Entonces, ¿por qué estás dispuesto a salir a la vida sin tu armadura?” Fernando se veía confundido. “¡La Biblia, hermanito! Es parte de tu armadura para la vida. Necesitas conocer las promesas de Dios y guardarlas en tu corazón para que estés preparado para las batallas de la vida. ¡Todo lo que aprendes en la clase de Biblia te ayudará por el resto de tu vida!”
Fernando se veía asombrado y luego sonrió. “¡Voy a comenzar a estudiar!” — MELISSA J. MONTGOMERY
ESTUDIA LA BIBLIA
VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 6:11
REVÍSTANSE CON TODA LA ARMADURA DE DIOS PARA QUE PUEDAN ESTAR FIRMES CONTRA LAS INSIDIAS DEL DIABLO.
¿Alguna vez te has cansado de estudiar la Biblia y memorizar versículos? La Biblia, es decir, la Palabra de Dios, es parte de la armadura que Dios te provee. Se la llama la “espada del Espíritu”. Conocer la Palabra de Dios te ayuda a prepararte para las batallas y pruebas que afrontes en la vida. La Biblia te dice quién eres en Jesús y te recuerda Sus promesas. No salgas sin defensas. Estudia la Palabra de Dios y guárdala en tu corazón.
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